| Pequeños gatos, pequeñas ratas con nuestros huesos frágiles
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| fuimos a la escuela de baile
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| En la barra de roble doblaron las cañas
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| De nuestros cuerpos amantes de la cadencia
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| El baile es una jaula donde aprendemos el pájaro
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| fuimos a la escuela de baile
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| Frente al gran hielo, patitos torpes
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| Vivíamos por la insignia de la felicidad
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| Para ver nuestros tutús blancos reflejados en las aguas
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| Del lago negro donde muere la Muerte del Cisne
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| La danza es una estrella, lejana, alta
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| En los puntos le hicimos señas
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| En un rincón del estudio, el piano giraba
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| Audazmente hacia la destreza rusa
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| Y el piso de las vacas lo mejor se estaba despegando
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| Debajo de nuestros pies borrachos saltando pulgas
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| La danza es una bestia, el sudor es su leche
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| El deseo, su costumbre y sus costumbres
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| Entonces, cada uno con los brazos en el corazón, el cuerpo en desacuerdo
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| Alcanzado por la línea suprema
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| Hacia los extremos de un cielo, de un sol entregado
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| De la noche y sus teoremas
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| La danza es un espacio donde los círculos son cuadrados.
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| Donde el tiempo, oh milagro, nos ama
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| Sobre ritmos de Astaire, tambores brasileños
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| ella baila, baila, ella baila
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| Paso a paso, salto a salto, ella rompe los lazos
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| De nuestros pesos amantes de la trascendencia
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| Campesino es la danza, el cosmos es su grano
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| En los zuecos de raso, el equilibrio
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| Pequeños gatos, pequeñas ratas con nuestros huesos frágiles
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| fuimos a la escuela de baile
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| En la barra de roble doblaron las cañas
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| De nuestros cuerpos amantes de la cadencia
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| El baile es una jaula donde aprendemos el pájaro
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| fuimos a la escuela de baile |