| Érase una vez
|
| Si tuvieras la necesidad
|
| Me pondría justo en los zapatos que has estado caminando
|
| Porque alguien puso el dolor en ti
|
| Para que todos vean
|
| Y solo tienes que hablar para saber tu fortuna
|
| Hay una historia en tu voz
|
| Tanto por daño como por elección
|
| Habla de promesas y placer
|
| Y una historia de vino y aflicción
|
| El tiempo inquieto por venir
|
| Y el camino más largo vamos para llegar allí
|
| Una vez me contaste cuentos de hadas
|
| Todo el mundo sabe
|
| Pero no me importaba su predicción
|
| Ahora dices que me vas a dejar
|
| Y empacando tu ropa
|
| Finalmente veo que eras una obra de ficción
|
| Hay una historia en tu caminar
|
| Entonces te desmoronas como la tiza
|
| Y podría decir que lo siento
|
| Pero no lo diría en serio
|
| Hay páginas que no puedo tocar
|
| Y algo que ha sido arrancado de este capítulo
|
| Lejos, no lo suficientemente lejos
|
| Porque todavía puedo recordar
|
| Cómo me sentí cuando leí la última oración
|
| Ahora entro en algunas habitaciones con Gideon en todas
|
| y esconderme de toda esperanza de arrepentimiento
|
| Hay una historia en tus ojos
|
| Las gafas de sol baratas pueden disfrazar
|
| Pero cuando la luz del dormitorio revela
|
| Toda esa bravuconería y ese susto
|
| Que tapas a despecho
|
| Intentos de eliminar esta fabricación
|
| Hay una historia en tu voz
|
| Tanto por daño como por elección
|
| Habla de promesas y placer
|
| Y una historia de vino y aflicción
|
| El tiempo inquieto por venir
|
| Y el camino más largo vamos para llegar allí |