| Bueno, traté, mi niña, de ponerte en una canción
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| Una canción para llorar cuando vuelvas
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| Pero cada vez que las notas caen planas
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| Tu cara está hecha, tus maletas están empacadas
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| Te ibas antes de que te fueras
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| Pasamos años perdidos en el ring, estamos luchando contra el amor
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| Ahora todo lo que vino antes
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| Mi súplica perversa y tus sueños de guerra
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| Me golpearon rápido, me dolieron
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| Me enseñaron que balancear fuerte no es suficiente
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| Así que reúnete con tus chicas en Nueva Orleans
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| Ata tu corsé,
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| pinta tus ojos y corre salvajemente por la noche borbónica
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| Siempre me toma por sorpresa
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| Qué fácil parece ser tu buen momento
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| Y te mando por tu camino sin un beso
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| Bueno, nunca te di tanto que extrañar
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| Pero, diablos, qué tiempo
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| Ahora eres libre nena y yo también
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| Así que sigue adelante con el espejo en tu mente
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| Cuida tu estilo y tu paso
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| Y cuando no quede ningún reflejo
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| Descubrirás que te has convertido en otra persona
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| Un extraño para ti y para toda la humanidad
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| Y ella dijo que este ron simplemente no me quema bajando
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| No como cuando éramos jóvenes
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| Se sentía como fuego en nuestras lenguas
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| Al igual que el amor, todo se entumeció
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| Y los sentimientos más dulces encontraron su propia salida
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| Así que me envías en mi camino con vino tinto barato
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| Un ramo de flores muertas y sed de noches torcidas
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| Pero, joder, ¡qué tiempos!
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| Y eres hermosa pero no eres mía
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| Eres libre nena, muy libre nena
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| Y yo también, sí, yo también, sí, yo también |