| «¿Entonces se ha llegado a esto?», te dije, otra vez. | 
| Lenguas de plata y pulmones que pican, los «perfectos». | 
| Las mentiras, el engaño, los susurros silenciosos. | 
| ¡Caer, derrotar, no querer parte de ello! | 
| Intento dormir, pero las paredes susurran. | 
| ¿Por qué, no puedes oír estas voces? | 
| Verdades que quedan sin decir. | 
| Quédate, un rato, no puedo dormir, | 
| mientras estas paredes susurran. | 
| A decir verdad, ya no sé qué es real. | 
| La falta de sueño me está comiendo lentamente, cada vez más. | 
| Las mentiras, el engaño, los susurros silenciosos. | 
| ¡Caer, derrotar, no querer parte de ello! | 
| Intento dormir pero las paredes susurran. | 
| ¿Por qué no puedes escuchar estas voces? | 
| Verdades que quedan sin decir. | 
| Quédate, un rato, no puedo dormir, | 
| mientras estas paredes susurran. | 
| María tenía un corderito, cuyo vellón era blanco como la nieve. | 
| Y dondequiera que fuera María, el cordero seguramente iría. | 
| ¿Por qué no puedes escuchar estas voces? | 
| Verdades que quedan sin decir. | 
| Quédate, un rato, no puedo dormir, | 
| mientras estas paredes susurran. |