| Centavos del cielo
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| no me hagas reír
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| Aquí todo lo que obtendrás
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| es la lluvia que golpea
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| O esos dos cuervos sobre la colina
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| Buscando matanza de invierno
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| Siempre en tus botas
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| El barro detrás del establo
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| Con su agarre húmedo
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| Se burlaría de ti en una tumba
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| Aquí en el lodo de un redil destrozado
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| Y todo lo que traerás a esto
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| es músculo y arena
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| Persistencia, eso es todo
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| que te hizo pensar
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| ¿Habría una vida en las ovejas?
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| Comer, trabajar, comer, trabajar y dormir
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| Pato bajo los aleros
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| de los dos
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| Para sentarse aquí, enjaulado por la lluvia
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| Un lugar para ir conjurar
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| Un próximo movimiento
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| Cuando tengo que volver a pensar
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| El perro levanta la mirada para suplicar
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| Cree que el mago tiene una varita mágica.
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| apoya su peso en mi tweed
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| Doy una mano profana para lamer
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| Tomo un trago de salsa de oveja
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| De mi frasco
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| Y una vez más pregunto
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| que te hizo pensar
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| ¿Habría una vida en las ovejas?
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| Comer, trabajar, comer, trabajar y dormir
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| estaban en este juego
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| hace doscientos años
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| Tenía treinta maneras
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| De morir jóvenes, pobres almas
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| Sepultados para descansar en sus filas empapadas
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| Lluvia sobre sus libros sagrados
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| Sangre y whisky
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| en la lengua
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| Y nadie vigilando a nadie
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| No queda nadie más que tu terco
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| Y los cuervos y los grajos
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| Ah, los jóvenes moribundos
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| Bueno, no he terminado
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| Tú me miras y yo te miraré
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| Todavía puedo trabajar para dos hombres
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| Y bebe por tres
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| Y levanto mi petaca
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| A los cielos despejados
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| A vosotros, barrenderos
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| Carroñeros espías
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| Para hurgar y sobrevivir
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| si tu puedes hacerlo yo tambien |