| Deja tu melodía cansada, acuéstate, | 
| Deja la canción que rasgueas, | 
| Y descansa bajo la fuerza de las cuerdas | 
| Ninguna voz puede aspirar a tararear. | 
| Golpeado por los sonidos antes del sol, | 
| Sabía que la noche se había ido. | 
| La brisa de la mañana como un clarín sonó | 
| Contra los tambores del alba. | 
| Deja tu melodía cansada, acuéstate, | 
| Deja la canción que rasgueas, | 
| Y descansa bajo la fuerza de las cuerdas | 
| Ninguna voz puede aspirar a tararear. | 
| El océano salvaje como un órgano tocado, | 
| Las algas tejían sus hebras. | 
| Las olas rompiendo como platillos chocaron | 
| Contra las rocas y arenas. | 
| Me quedé desenrollado bajo los cielos | 
| Y nubes desatadas por las leyes. | 
| La lluvia llorando como una trompeta cantó | 
| Y no pidió aplausos. | 
| Deja tu melodía cansada, acuéstate, | 
| Deja la canción que rasgueas, | 
| Y descansa bajo la fuerza de las cuerdas | 
| Ninguna voz puede aspirar a tararear. | 
| Las últimas hojas cayeron de los árboles | 
| Y se aferró al pecho de un nuevo amor. | 
| Las ramas desnudas como un banjo tocado | 
| A los vientos que mejor escuchaban. | 
| Me miré en el espejo del río | 
| Y vio su rasgueo sinuoso. | 
| El agua tranquila corría como un himno | 
| Y como un arpa hizo un zumbido. | 
| Deja tu melodía cansada, acuéstate, | 
| Deja la canción que rasgueas, | 
| Y descansa bajo la fuerza de las cuerdas | 
| Ninguna voz puede aspirar a tararear. |