| ¿Quién es el anciano, que llena
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| mi corazon con el mayor dolor
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| sin embargo, su nombre permanece sin ser escuchado?
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| te miro y se estremecen lagrimas verdaderas
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| mi eterno mundo de Saturno.
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| ¿Quién es el anciano, cuyo
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| la imagen se quemo sola
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| hasta el fondo de mi alma.
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| Me empujas hacia atrás y me levantas,
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| los criterios para ambos anhelo saber.
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| ¿A quién adoro? |
| Cuál es el
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| nombre del que vi?
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| Dime cómo llegar a ti, a ti me gustaría
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| inclino mi cabeza con asombro.
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| Tú me hablas pero ¿qué es lo que escucho?
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| Realmente nunca hemos tocado...
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| Tal es el designio de mi mayor temor.
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| Cruel, cruel, cruel... un velo que no puedo traspasar,
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| en mundos diferentes habitamos,
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| intentando disolver lo que separa.
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| Fuerzo mi rostro contra este extraño
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| pared-membrana y desesperado te llamo
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| desde las profundidades más oscuras de mi alma solitaria.
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| La niebla de las dimensiones
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| por donde mirar parece prohibido,
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| o tal vez es solo que nuestro nivel no tiene
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| interés ya que es simplemente demasiado bajo.
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| ¿Es cierto que sólo la fuerza de los espejos
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| puede conquistar la niebla y luego ser recibido?
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| Le das la vuelta a la ilusión de una voz…
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| — mi deseo coronado por otra derrota.
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| Si la duda entra, me estoy debilitando por el miedo...
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| — un día todas las imágenes se desvanecen.
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| Acostado, mirando dentro
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| Llamo a mi amante muerto en su tumba.
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| Mis ojos han captado un atisbo de ti,
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| ahora me devoro para abrazar tu paz.
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| La distancia crece, nos separamos.
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| ¿De qué sirven los ojos si no pueden ver?
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| Escúchame en mi oscuridad,
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| por favor espérame, encontraré el camino.
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| Te lo prometo, resistiré las mareas,
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| hasta que finalmente me una a ti otra vez... |