Información de la canción En esta página puedes encontrar la letra de la canción Like Blood from a Stone, artista - Old Gray. canción del álbum Slow Burn, en el genero Пост-хардкор
Fecha de emisión: 08.12.2016
Etiqueta de registro: Flower Girl
Idioma de la canción: inglés
Like Blood from a Stone(original) |
there’s a girl, a tall girl, with eyes like honeycomb |
& jasmine. |
sometimes she blows cigarette smoke |
in your face in the break room, and you call that love. |
not because it is, but because you want it to be, |
because you’re so goddamned lonely, so goddamned |
unable to handle the ocean roar in your ears |
when you’re alone. |
you tell yourself that the ash |
in your lungs is a kiss goodnight, and you write poems |
about the smoke tendrils whispering off her lips, |
how beautiful they are, like the aching arms of god |
you want them to be. |
one night, you’re tired, |
so very tired, your eyes as heavy as water. |
you forget |
where you are, in the break room at a walmart at 2: 30 |
in the morning. |
you leave your notebook unattended |
on the table, left out for anyone in the world to see, |
and one of your coworkers picks it up. |
he reads the poems |
you wrote about the girl with honeycomb & jasmine |
in her eyes. |
you panic when you realize what just happened, |
because the boy who just picked up your notebook, |
he’s a cruel boy, with eyes like shotguns & razorwire. |
he buys you razorblades on your birthday |
so you can do the job right the next time, |
you fucking freak, and you can’t believe that |
you aren’t one, can’t believe you deserve to be |
anything. |
some days you don’t even try to hide |
the angry marks on your arm, like your skin is a test |
where you got every question wrong. |
one night, |
there’s a box-cutter with a brand new blade, a stack |
of cardboard boxes begging to feel its tooth. |
you dig in |
but something’s wrong, the fiber’s too gnarled and you |
can’t seem to cut clean. |
you push, hard as you can, |
feel the stiff tangle of glue give way, and there’s blood |
on the floor, the blade half an inch in your wrist, |
but you don’t feel it. |
the shift manager’s in your ear, |
angry because he has to take you to the hospital. |
there’s a janitor who’ll forever hold it against you |
for staining his clean, clean floor, and there’s everyone |
you work with & their hostile eyes glaring, knowing |
this was coming all along. |
there’s that cacophony, all |
those ghosts reminding you of your destiny for failure. |
and there’s another blade, and there’s a bottle of pills, |
a fifth of vodka, a hospital visit, two weeks of inpatient |
while your whole family prays for you to get better. |
there’s a doctor with blank eyes who never looks at you. |
he’s always scribbling things on his clipboard. |
everything |
you say, he documents. |
even when you’re not talking to him. |
you don’t smoke, but you still go out for smoke breaks |
with everyone else on the ward because there’s nothing else to do |
but stare at the walls, and wait for the next group session |
to start, so you hang out in the courtyard, not smoking cigarettes |
but still befriending those who do. |
and there’s a man, maybe |
ten years older than you, with eyes like roughcut pine & sunset. |
he notices you don’t smoke so he tries to stay downwind from you |
so he doesn’t exhale in your face. |
he tells you it’s okay bud, |
we’ll get through this and be better when we leave this place |
than we was when we got here. |
he’s telling you the truth, |
and you believe him. |
one day the doctor who doesn’t look at you |
comes to your room and tells you that your insurance isn’t paying |
for any more days, so you’re all better now, and you leave. |
your mom picks you up in the lobby. |
her eyes are the most worried |
kindness you’ve ever seen. |
and you go home. |
and you fight off |
the ghosts, which is easier now than it was before, because now |
you have a better set of tools today. |
and your life goes on |
like it was meant to, like you were always supposed to survive |
the fight. |
you stop writing poems about smoke tendrils trailing |
off the lips you once wanted to kiss, or about how your loneliness |
is so unbearable, because now you write poems about how to stay |
alive. |
you write poems about the places you feel at home |
rather than the places you wish you could be. |
one day, you catch |
a glimpse of someone in the mirror, and there you are, eyes |
like stubbornness & struggle, like the brick buildings in abandoned |
factory towns that refuse to completely fall. |
you look at all the scars, |
the history etched into your arms like a road map |
of where you used to be vs. the endless possibilities |
of where you are and where you can go now. |
and the smoke tendrils, once midnight black |
& swirling above your head, break away, leaving |
nothing in your view except the sky. |
and it is so perfect, |
and so clear. |
(traducción) |
hay una niña, una niña alta, con ojos como panal |
y jazmín. |
a veces echa humo de cigarrillo |
en tu cara en la sala de descanso, y llamas a eso amor. |
no porque sea, sino porque quieres que sea, |
porque estás tan malditamente solo, tan malditamente |
incapaz de manejar el rugido del océano en tus oídos |
Cuando estas solo. |
te dices que la ceniza |
en tus pulmones hay un beso de buenas noches, y escribes poemas |
sobre los zarcillos de humo susurrando de sus labios, |
que hermosos son, como los brazos doloridos de dios |
quieres que sean. |
una noche, estás cansado, |
tan cansado, tus ojos tan pesados como el agua. |
te olvidas |
donde estás, en la sala de descanso de un walmart a las 2:30 |
por la mañana. |
dejas tu cuaderno desatendido |
sobre la mesa, dejado a la vista de cualquiera en el mundo, |
y uno de tus compañeros de trabajo lo recoge. |
el lee los poemas |
escribiste sobre la niña con panal y jazmín |
en sus ojos. |
entras en pánico cuando te das cuenta de lo que acaba de pasar, |
porque el chico que acaba de recoger tu cuaderno, |
es un chico cruel, con ojos como escopetas y alambre de púas. |
te compra hojas de afeitar en tu cumpleaños |
para que pueda hacer bien el trabajo la próxima vez, |
maldito monstruo, y no puedes creer eso |
no eres uno, no puedo creer que merezcas serlo |
cualquier cosa. |
algunos días ni siquiera tratas de ocultar |
las marcas de ira en tu brazo, como si tu piel fuera una prueba |
donde te equivocaste en todas las preguntas. |
una noche, |
hay una navaja con una cuchilla nueva, una pila |
de cajas de cartón rogando por tocar su diente. |
te metes |
pero algo anda mal, la fibra está demasiado retorcida y tú |
parece que no puede cortar limpio. |
empujas, tan fuerte como puedes, |
Siente cómo se deshace la rígida maraña de pegamento y hay sangre. |
en el suelo, la hoja media pulgada en tu muñeca, |
pero no lo sientes. |
el jefe de turno está en tu oído, |
enojado porque tiene que llevarte al hospital. |
hay un conserje que siempre lo tendrá en su contra |
por manchar su piso limpio, limpio, y ahí están todos |
con quien trabajas y sus ojos hostiles deslumbrantes, sabiendo |
esto venía todo el tiempo. |
hay esa cacofonía, todo |
esos fantasmas que te recuerdan tu destino para el fracaso. |
y hay otra hoja, y hay un frasco de pastillas, |
una quinta parte de vodka, una visita al hospital, dos semanas de hospitalización |
mientras toda tu familia reza para que te mejores. |
hay un médico con los ojos en blanco que nunca te mira. |
siempre está escribiendo cosas en su portapapeles. |
todo |
tú dices, él documenta. |
incluso cuando no estás hablando con él. |
no fumas, pero sigues saliendo a fumar |
con todos los demás en la sala porque no hay nada más que hacer |
pero mira las paredes y espera a la próxima sesión grupal |
para empezar, así que pasas el rato en el patio, no fumas cigarrillos |
pero todavía hacerse amigo de los que lo hacen. |
y hay un hombre, tal vez |
diez años mayor que tú, con ojos como pino tosco y puesta de sol. |
Se da cuenta de que no fumas, así que trata de mantenerse a favor del viento. |
para que no exhale en tu cara. |
él te dice que está bien amigo, |
lo superaremos y seremos mejores cuando dejemos este lugar |
de lo que éramos cuando llegamos aquí. |
te esta diciendo la verdad, |
y le crees. |
un dia el medico que no te mira |
viene a tu habitación y te dice que tu seguro no está pagando |
por más días, para que estés mejor ahora y te vayas. |
tu mamá te recoge en el vestíbulo. |
sus ojos son los mas preocupados |
amabilidad que jamás hayas visto. |
y te vas a casa. |
y peleas |
los fantasmas, que es más fácil ahora que antes, porque ahora |
usted tiene un mejor conjunto de herramientas hoy. |
y tu vida sigue |
como estaba destinado a, como siempre se suponía que debías sobrevivir |
la pelea. |
deja de escribir poemas sobre zarcillos de humo que se arrastran |
de los labios que alguna vez quisiste besar, o de cómo tu soledad |
es tan insoportable, porque ahora escribes poemas sobre cómo permanecer |
vivo. |
escribes poemas sobre los lugares en los que te sientes como en casa |
en lugar de los lugares en los que te gustaría estar. |
un día, atrapas |
un vistazo de alguien en el espejo, y ahí estás, ojos |
como la terquedad y la lucha, como los edificios de ladrillo en casas abandonadas |
pueblos industriales que se niegan a caer por completo. |
miras todas las cicatrices, |
la historia grabada en tus brazos como un mapa de carreteras |
de dónde solías estar frente a las infinitas posibilidades |
de dónde estás y adónde puedes ir ahora. |
y los zarcillos de humo, una vez negros como la medianoche |
y arremolinándose sobre tu cabeza, separándose, dejando |
nada a tu vista excepto el cielo. |
y es tan perfecto, |
y tan claro. |