| Ruego a Dios que mis almas guarden
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| Encontré mi fe ante mis pies
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| Ambos sabíamos que era hora de que nos fuéramos
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| Dejamos atrás la felicidad a plena luz del día y las redes de seguridad
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| Para demostrar que podemos hacerlo por nuestra cuenta
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| Porque la fe librará al hambriento y al dador
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| A los cansados y a los que pierden la esperanza
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| Y aunque no será fácil
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| Sabía que ella vino para complacerme
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| Entonces, cuando se apagó la luz, me detuve y la abracé
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| Y cuando la noche era oscura ella se acercó a
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| Le pregunté si confiarías en mí esta vez
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| Se tragó su miedo y me demostró que me amaba
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| Mientras la lluvia caía de sus ojos
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| Mientras la lluvia caía de sus ojos
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| La paciencia es una virtud de aquellos que desean esperar
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| Pero la oscuridad no espera a nadie en este mundo
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| Y la vida que dejamos atrás ya no está a nuestro alcance
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| Ahora hemos pasado el punto de no retorno
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| Porque la fe librará al hambriento y al dador
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| A los cansados y a los que pierden la esperanza
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| Y aunque no será fácil
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| Sabía que ella vino para complacerme
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| Entonces, cuando se apagó la luz, me detuve y la abracé
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| Y cuando la noche era oscura ella se acercó a
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| Le pregunté si confiarías en mí esta vez
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| Se tragó su miedo y me demostró que me amaba
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| Mientras la lluvia caía de sus ojos
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| Y en el camino encontramos una sensación de libertad
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| Nos debíamos a nadie más que a nosotros mismos
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| Y la razón por la que haremos más allá de este miedo a fallar es el conocimiento de que
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| el verdadero amor nunca morirá
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| Y cuando la noche era oscura ella se acercó a
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| Le pregunté si confiarías en mí esta vez
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| Se tragó su miedo y me demostró que me amaba
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| Mientras la lluvia caía de sus ojos
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| Mientras la lluvia caía de sus ojos |