| Te acuestas doblado en el sueño embrionario
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| Debajo de la pintura del pescador azul
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| sin almohada
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| La cubierta a cuadros pateada y enredada en el
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| Piso
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| La vieja casa cruje ahora
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| Un auto que pasa
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| El viento
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| Un camión de bomberos en la colina
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| me he desprendido de ti
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| Movido en silencio
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| Buscando cigarrillos a tientas en la oscuridad
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| Y ahora tres cigarrillos después
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| todavía eufórico
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| Todavía tengo miedo
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| Me siento al otro lado de la habitación mirándote—
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| La luz de la farola que entra por el
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| Persianas
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| Los patrones histéricos parpadean en la pared a veces
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| Cuando pasa un coche
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| De lo contrario, no hay ningún cambio.
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| No en la forma en que mientes acurrucado
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| No en los sonidos que nunca vienen de ti
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| No en el descontento que siento
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| has llenado por completo
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| Este primer día de noviembre
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| Con Sausalito y la lengua de signos
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| canoa y cafe
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| Helado y tus ojos muy abiertos
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| Y ahora no puedo dormir
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| Porque el día por fin se va a casa
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| Porque tu sueño me ha dejado fuera
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| Te observo y me pregunto por ti
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| Conozco tu rostro al tacto cuando está oscuro
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| Conozco el perfil de tu cara dormida
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| El sonido de ti durmiendo
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| A veces pienso que eras todo sonido
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| Patear libre de cubiertas
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| Y ajuste de persianas
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| Moverse en el baño
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| Tomando veinte minutos de nuestro precioso tiempo
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| Conozco las colinas
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| Y barrancos de tu cuerpo
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| las curvas
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| los giros
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| Tengo un recuerdo total de ti
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| y la calle Stanyan
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| Porque sé que será importante más adelante
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| esta tranquilo ahora
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| solo el reloj
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| Avanzando hacia el rechazo mañana
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| rompe la quietud
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| Hay manzanas de oro para ser recogidas
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| Y colinas verdes para escalar
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| Y prados para correr cuando eres joven
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| Hay ríos rugientes que cruzar
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| Y puentes para construir
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| Y avena salvaje para sembrar a medida que crece
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| Pero más tarde en el otro lado del tiempo
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| Las manzanas ya no saben dulces
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| Los puentes se caen
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| Los prados se vuelven marrones
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| Mientras la vida se desmorona
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| En una pequeña habitación en Stanyan Street |