| En una habitación como tantas
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| Los cuchillos, los tenedores y los vasos repiquetean
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| se sentó detrás de un micrófono
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| En un rincón donde no importaba
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| Por pago honesto a un jugador honesto
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| Cantó por consejos y miradas vacías
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| En una noche en ninguna parte como cualquier otra
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| En un lugar de ninguna parte donde a nadie le importa
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| Se sentó en una mesa vacía
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| Miré las ofertas especiales en el menú allí
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| Ella había estado sin amor por mucho tiempo
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| Le dijo a sus amigos que no le importaba
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| Pero de su lista escogió uno triste
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| Porque su corazón también estaba vacío.
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| Y la canción que escuchó fue como una flecha
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| Del arco de Cupido voló bastante
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| Y una niña lloró con una melodía que le dio la vuelta al alma
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| Una niña lloró asombrada de cómo la letra pasó factura.
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| Allí, junto a una mesita, pensó que estaba a salvo sola.
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| Pero la música dio en el blanco cuando una chica lloró
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| La gente trata de hacer que las cosas sucedan
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| Plantan una semilla para hacerla crecer
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| Eligen un cultivo que se adapte al clima.
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| Labrar el suelo en una fila
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| Pero estas dos personas lo tenían diferente
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| Más como abejas en una vid de flores
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| El instinto les dijo por dónde pasear
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| Sin un mapa se las arreglaron bien
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| Recuerda que hay cien fracasos
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| Por cada semilla que brota y crece
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| Es raro encontrar las condiciones adecuadas
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| Estas cosas solo la naturaleza sabe
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| Pero los milagros están obligados a suceder
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| Y estos dos podrían pasar la prueba
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| Y obtener el cuidado y el amor que necesitan
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| Para continuar para todo el resto
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| Repite el coro |