Las luces de la metrópolis nocturna se apagaron a lo lejos.
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Sombra derritiéndose, volando hacia el cielo con colores.
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Estos ojos, por el contrario, no yacen en el humo de las sombras.
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Los niños deliraron sobre la felicidad con chocolates
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Las luces de la metrópolis nocturna se apagaron a lo lejos.
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Sombra derritiéndose, volando hacia el cielo con colores.
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Estos ojos, por el contrario, no yacen en el humo de las sombras.
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Los niños deliraron sobre la felicidad con chocolates
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Lloraron y bromearon al respecto, pero él no
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Por la noche noté la luz en las ventanas y llamé a la puerta en silencio.
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Congelación por las heladas vistas hacia el cielo de los edificios de gran altura
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Hizo planes en la arena, en las trampas de esta ciudad se durmió para siempre
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En el bulevar, sin observar el tiempo, soplaba el viento
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"Créanme o no, no importa", nos dijo.
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Y otra vez caminó por los charcos borracho hasta la mañana
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Levantó el collar, exhalando aire frío.
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Sacó nervioso los fósforos y, como Maya, los tiró
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Esta larga primavera los igualó por nombre
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Las linternas se encendieron sobre los puentes, y estaba cansado
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Tranquilo, esta noche es como ayer
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Lo esperamos durante semanas y lo dejamos arder
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Las cenizas sabían de alguna manera no peor que la mermelada
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Se nubló en los ojos, la humedad se congeló como un río de piedra.
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Afortunadamente, el quemado se diluyó al final de la noche.
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La lluvia tocaba en los techos la misma sonata claro de luna
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Y solo una sonrisa no cruzó su rostro,
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Y el cuerpo se calentó con los últimos rayos del atardecer |