| Lucifer radiante, oh fósforo divino
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| Quien eclipsa todas las estrellas
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| En los cielos y más allá
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| Tú que estás caído
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| Y resucitado en las profundidades
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| En los resplandecientes salones de la oscuridad
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| Y misterios prohibidos
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| Por tu vigor
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| y por tu fantasma esmeralda
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| Iluminado y asombrado estoy
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| Para maldecir a todo el mundo
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| Renacer bajo el Sol Negro
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| De rodillas por nadie más que por ti
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| Cuyas llamas encienden los cielos
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| Y chamuscarlos a fondo
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| Surgiendo de las profundidades de Urkaos
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| Flotando en la perdición
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| Sol negro de fuego que se disuelve
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| Por cuya ira morirá el yo de Dios
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| Estallando desde su rugiente superficie
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| Brillando desde el ojo de la serpiente
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| La luz ilimitada que quema el sol
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| El fuego del Caído
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| Dios de la muerte primordial
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| Llama de lo desconocido
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| Moldea mi corazón en un recipiente
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| ¡Y poseerlo como propio!
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| Haz de mi antorcha un horno
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| Para que pueda ver los secretos claros
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| Santo, radiante, silencioso
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| Una luz tan fuerte que soporta la ira de un dios
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| ¡Subir! |
| Oh Serpiente Prometeica del inframundo
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| Ascender a lo más alto
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| Por encima de los mismos tronos
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| Aliento a las brasas
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| Que habitan dentro de mi corazón
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| Porque dentro de ellos se encuentra la clave
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| A su perdición reencarnación
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| Despertado de su sueño inquieto
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| Mi Daimon, sin ataduras para reinar
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| Mientras camino más allá de la gracia de Dios
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| En las rugientes profundidades arcanas
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| Mis ojos arden cuando contemplo
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| Las alas de Lucifer se despliegan
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| Trascendiendo ahora en formación
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| Para quemar el sol y toda la creación |