| una vez más
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| Se acerca esa época del año
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| Cuando el silencio se encuentra con el
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| La tranquilidad se encuentra con el frío
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| Se darán la mano y se sentarán.
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| Y sorbe el abatimiento cosechado de las semillas
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| Sembrado por gente como yo
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| Sembrado por gente como yo
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| Sigo, demasiado de cerca, mi propio ejemplo
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| Se encargarán de que los ríos se congelen
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| Al igual que nuestras rutinas diarias.
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| Ahora, forzado de vivir a sobrevivir
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| Nunca hemos estado tan despiertos
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| Lleno de humo de la
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| Pilas de una ciudad enterrada a toda prisa
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| Preocupado por la capa de hielo de los caminos
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| Hacia donde tenemos que estar
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| Los maldeciré de arriba a abajo
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| Paseando en refugio
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| Construí en el seno del calor
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| Pero incluso ella también sacudió la cabeza.
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| Con el ritmo de
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| Con el ritmo de mi perdición
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| Aunque nunca la veo irse
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| Lo sé justo cuando ella se va
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| Estoy pateando a través de su rastro
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| Rechinar los dientes amargos
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| Masticando cómo y por qué
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| Tal marrón muerto proviene del amarillo;
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| De verde
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| Aunque nunca la veo irse
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| Lo sé justo cuando ella se va
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| Cualquier indicio de seguridad
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| Estos días rancios podrían traer
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| pasa por una cabeza lánguida y sin esperanza
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| Demasiado terco para levantar y ver
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| Ooh ooh
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| Ver gente como yo
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| Que siguen demasiado de cerca su propio ejemplo
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| Mientras ella regresa, otra vez
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| Este pensamiento se escapa de mi cabeza descongelada
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| Que su tiempo fuera fue bastante rápido
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| Más que el anterior. |
| Y ahora
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| Ha encontrado hogares en climas en los que nunca ha estado
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| Los carámbanos que clavaron mi ataúd de cama
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| Derretido mucho antes de darme cuenta de que era libre
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| Para ver brotar las plantas de entre los muertos
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| Oh, las partes de la vida que extrañamos
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| Cuando estamos autocondenados |