| Allí vivía un anciano, giró la rueda,
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| Durante todo un siglo esculpió una jarra, su
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| Amasado el aire en los vientos.
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| Y un amigo crujió, un torno de alfarero,
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| En silencio cantó temprano en la mañana
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| El viejo sabio a las estrellas que se derriten:
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| "Tú giras, giras, rueda mía,
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| No necesito agua ni arena.
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| Mi cántaro hará que la gente beba rocío,
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| Mi jarra de plata.
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| Será ligero, como el grito de bandadas de pájaros,
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| Y transparente, como el cristal de roca.
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| Más delgado que la cuerda más delgada del alma
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| Allí estará mi cántaro de luna.
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| Pasaron los años, encorvado,
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| El círculo crujió, los vientos orgullosos silbaron,
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| Se hundió suavemente en los dedos.
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| Y riendo, ¿qué hay de malo en eso?
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| La gente gritaba: "¡Está loco!" |
| —
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| Pero en respuesta el absurdo anciano susurró:
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| "Tú giras, giras, rueda mía,
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| No necesito agua ni arena.
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| Mi cántaro hará que la gente beba rocío,
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| Mi jarra de plata.
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| Será ligero, como el grito de bandadas de pájaros,
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| Y transparente, como el cristal de roca.
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| Más delgado que la cuerda más delgada del alma
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| Allí estará mi cántaro de luna.
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| ¿Quién juzgará su propio mal?
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| Una vez cada cien años un milagro se hará realidad, y
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| El cántaro de cuernos pronunciados brillaba.
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| estaba lleno hasta el borde de agua,
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| Rocío de hielo azul. |
| Beber
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| Viajero, está parado junto al camino.
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| Y ahora envidia blanca
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| Y ahora la gente cree
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| Y los milagros perdieron su precio.
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| Y llueve en un otoño triste
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| Desde el cielo el viento nos transporta
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| Solo fragmentos de la vieja canción:
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| "Tú giras, giras, rueda mía,
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| No necesito agua ni arena.
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| Mi cántaro hará que la gente beba rocío,
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| Mi jarra de plata.
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| Será ligero, como el grito de bandadas de pájaros,
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| Y transparente, como el cristal de roca.
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| Más delgado que la cuerda más delgada del alma
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| Allí estará mi cántaro de luna. |