| Das un paso pesado,
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| mi caballo cansado
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| En la estepa, donde la voz del viento
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| Escuché el día del día.
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| Oh, sí, llévame, caballo fiel,
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| Vas recto, sí al atardecer,
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| Donde en las exuberantes hierbas hay fuego frío
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| Sí, oscurece mi vista...
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| Un poquito te vas, pero calla,
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| inclinando mi cabeza,
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| El camino es más largo que cualquier otro.
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| Así es, esperándome.
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| Pero apúrate, apúrate, tú eres mi caballo,
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| ¡A mi lado querido, querido para mí!
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| La luz violeta del sol ya se está desvaneciendo
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| En picado, armadura fundida.
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| No cantes sobre el viento primaveral,
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| No repitas años gallardos,
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| Las flores de la hierba se levantarán afligidas
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| Por encima de mi montículo.
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| Oh, esos pastos crecerán alto,
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| Que me quiten el peso de los hombros,
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| Se dormirá en mi mano congelada
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| Cansada, pesada es mi espada.
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| Por dónde andas, eres un caballo, mi caballo,
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| Sí, sin caminos, sin camino...
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| Oh, el fuego caliente se apaga del sol,
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| Deja que el corazón se congele en el pecho.
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| Anda tranquilo, mi caballo,
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| No molestes mis heridas
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| Ay, la paz no me espera en casa
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| No puedo dominar el camino.
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| No vayas a fiestas con amigos.
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| De ahora en adelante en esta tierra,
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| Y el casco ya no brilla
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| en mi frente
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| Y ralentizas tu pesado paso,
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| Mi fiel, mi buen caballo -
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| Después de todo, la noche eterna es oscuridad cenicienta.
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| Me da paz eterna.
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| Oh, el crepúsculo temprano cubrió la tierra,
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| Una sombra borró mis ojos.
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| No veas mi tierra natal,
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| Donde se espera el día al amanecer... |