| Bailando en la quietud del invierno
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| La Reina de Mayo reza por el sol
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| Escribe sobre su carrusel de caballos muertos
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| Un diario de dolores
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| Y parece un dominio absoluto sobre ella ayer
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| se está escapando
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| El encanto de todo lo que brilla en
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| Chispea las llamas agonizantes de una yesca
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| Su respiración contenida oscurece la vista
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| A través de ventanas a un jardín
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| Ser atendido por gorriones
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| posado sobre la cruz
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| Rogando a los dioses de la lluvia
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| Para venir a lavar sus pecados
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| Ella pensó que nunca volvería a hacerlo
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| Esta tormenta se está muriendo
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| Y si encuentras ese pájaro cantor en tu corazón
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| Parece extrañamente silencioso
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| El sol de todo lo que alguna vez
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| Significa que todo nunca estuvo en tus manos
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| Hay un hombre andrajoso con una guitarra en la mano
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| Que dulcemente llora desde su alma moribunda
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| Los vagabundos no prestan atención y pasan de largo
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| Como sombras de los cuervos
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| misionero, santuario
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| Testifica con palabras prestadas
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| Cantando melodías inquietantes
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| Pero nadie está escuchando más
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| Este cuervo sabe cuándo volar
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| De lugares donde nunca crece nada
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| En sus sueños espera una dama
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| de los gorriones
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| Perder el camino a casa
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| Las arenas movedizas a las que te arrastra
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| Pensaste que nunca volverías a hacerlo
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| Aquí estás para preguntarte
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| Y si encuentras ese pájaro cantor en tu corazón
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| Parece extrañamente silencioso
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| La suma de todo lo que alguna vez serás
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| nunca estuvo en tus manos
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| Dime por qué tienes que traer lo que no puedo soportar
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| ¿Qué no puedo sostener, qué no puedo llevar?
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| ¿Por qué debo inclinarme ante un hombre?
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| ¿Con su sangre en mis manos?
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| Somos lo que somos, lo que siempre fuimos
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| lo que siempre seremos
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| Más allá de lo que tenemos en nuestras manos
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| Es solo una rendición sin fin
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| Cuando cierro los ojos me desvanezco
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| Escucho voces decir, restos de ayer, todo se desvanece
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| Cuando llega la oscuridad, a la luz del día
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| Y siempre está cerca, desearía poder desearlo, me desvanezco
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| Mientras me acuesto, me desvanezco
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| Cómo aprendemos a confiar, cómo aprendemos que la confianza traiciona, me desvanezco
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| Mientras pongo mis ojos, miro hacia otro lado
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| Cómo aprendemos en el amor, a veces nuestro amor puede desviarse, el azul se vuelve gris
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| Cuando cierro los ojos puedo escuchar la lluvia
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| Todas las cosas que dicen, pesadas que pueden pesar tus palabras, me desvanezco
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| Y qué pronto olvidamos las benditas vidas que nos han dado
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| Y que tarde nos arrepentimos de las mentiras que estamos viviendo
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| Los pecados de los que te precedieron
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| Vientos de cambio, la ira de otro
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| Olas tuyas en aguas tranquilas
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| En tu mano, a veces nunca
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| Y si encuentras ese pájaro cantor en tu corazón
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| Vivo con éxtasis
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| La suma de todos tus años
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| Todo nunca estuvo en tus manos
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| Nunca en tus manos mi amigo
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| Nunca jamás estuvo en tus manos |