| Oh, mamá, he estado hablando con esas estrellas del oeste
|
| Me dan consuelo por la noche, justo en la parte trasera del auto
|
| Y puedo ver tu cara en el lugar al que voy cuando estoy allí
|
| Yo y Jimmy y los chicos corriendo oscuros en el aire de la montaña, sí
|
| Tengo un par de carreras más hasta que salga el sol en el este
|
| Ole Fletcher está en el auto bebiendo whisky de un frasco entre dientes
|
| Jimmy no ha vuelto, pero sus huellas conducen a los árboles
|
| Supongo que no hay nada para eso, pero conducir hacia arriba y ver lo que ven
|
| Así que no dejes que el viejo Fletcher tome el volante esta noche
|
| Su corazón se ha enfriado y este viejo camino de tierra
|
| Corre áspero y desigual a una altura terrible
|
| No dejes que el viejo Fletcher tome el volante esta noche
|
| No hay mucho por lo que vivir
|
| Pero está esta mujer y me hace sentir bastante bien
|
| Y amar, oh señor, puede hacerme cambiar mis formas
|
| Entonces, ¿no me dejarás vivir otro día?
|
| Supongo que me gustaría vivir otro día
|
| El viejo Fletcher ha estado bebiendo con una pistola y tiene ganas de jugar
|
| Diciendo hombre, tenía a esta mujer que vivía en la boca de la bahía
|
| Pero ella me descubrió y ahora ve a un hombre que usa estos trajes
|
| Lo vi paseando a su perro por la empresa con botas nuevas
|
| Así que no dejes que el viejo Fletcher tome el volante esta noche
|
| Su corazón se ha enfriado y este viejo camino de tierra
|
| Corre áspero y desigual a una altura terrible
|
| No dejes que el viejo Fletcher tome el volante esta noche
|
| No hay mucho por lo que vivir
|
| Pero está esta mujer y me hace sentir bastante bien
|
| Y amar, oh señor, puede hacerme cambiar mis formas
|
| Entonces, ¿no me dejarás vivir otro día?
|
| Supongo que me gustaría vivir otro día
|
| Oh, mamá, he estado hablando con esas estrellas del oeste
|
| Me dan consuelo por la noche, justo en la parte trasera del auto
|
| Y puedo ver tu cara en el lugar al que voy cuando estoy allí
|
| Yo y Jimmy y los chicos corriendo oscuros en el aire de la montaña, sí |