| Tengo tantos recuerdos como
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| hojas temblando en las ramas,
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| Cañas murmurando a la orilla del río,
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| pájaros cantando en el cielo azul,
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| Temblando, murmurando, canto:
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| ¡Tantos! |
| Y más deforme que los sueños.
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| Más aún: De todas las esferas celestiales;
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| Como la ola, que al romper,
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| Invade la inmensidad de la playa, sin
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| Nunca, sin embargo, expulsó un grano de arena.
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| Al correr, los escucho susurrar,
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| A veces áspera, a veces tierna, dura o sincera;
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| De tanta abundancia sigo enloqueciendo,
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| Olvido quién soy y me convierto en otro.
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| Las que están tristes, me suenan más tristes;
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| Ahora que conozco otro recurso que no debo tener,
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| Que quedarse varado de nuevo
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| A orillas del eterno sufrimiento.
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| También los felices se vuelven más tristes,
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| Porque desaparecieron para siempre:
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| Besos, lujos, palabras del pasado,
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| Son como frutos que murieron en mí.
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| no tengo mas que recuerdos,
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| Mi vida se fue hace mucho.
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| ¿Cómo puede un muerto seguir cantando?
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| En mí, ya ningún rincón tiene vida.
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| En las orillas de los grandes mares,
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| En la profunda oscuridad de los bosques,
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| Todavía escucho el despertar del gran rumor
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| Y no hay voz que lo haga libre. |