| Recuerdo cómo olería la madera
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| Así como se taló el último gran árbol
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| Como muchos que vinieron antes
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| Se usaba de mesa y de puerta
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| Una paleta y un perchero largo
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| Colgué el sombrero de mi bisabuelo
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| Un establo y un granero, una cama y un asiento
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| Un techo y una cerca y un piso que crujía
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| Y un ataúd apoyado contra la pared
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| Cuando hubo una muerte en Arkansas
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| Me gustaron los vagones y las ruedas.
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| El viento que nos tumbó en los campos
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| Y las chicas con acento sureño
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| Y los que vinieron antes fueron los cuadros en la pared
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| Y los perros solitarios aullaban y los cuervos graznaban
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| Cuando hubo una muerte en Arkansas
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| Estábamos acostados para descansar bajo el sol
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| Y respiramos nuestro último
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| Y se hizo
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| Y el aire nos redimió y aprenderíamos
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| Que una vida fue santificada y no nos quemaríamos
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| Manos juntas suavemente para decir adiós
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| Era solo este lugar debajo del cielo
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| ¿Ves nuestros huesos escondidos como un sapo?
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| En la vieja tierra roja que ahora es un camino
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| Debajo del letrero que parpadea
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| Y un centro comercial donde la casa se ha ido
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| Olvidando que un alma puede llamar
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| Cuando hay una muerte en Arkansas
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| Y un parche acolchado de concreto nuevo
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| Ayuda a los camiones a rodar por la calle.
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| Hay una tienda de dólar junto al sol poniente
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| Y un letrero en la iglesia dice Su Voluntad está Hecha
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| No puedo ver los pájaros o encontrar los campos
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| Que sostienen mis huesos debajo de las ruedas
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| Y a una madre le preocupa que su hijo no llame
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| Y un televisor mira fijamente a una pared parpadeante
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| Pero los perros solitarios aúllan y los cuervos siguen llamando
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| Cuando hay una muerte en Arkansas |