| Mi papá perseguía monstruos de la oscuridad.
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| Revisó debajo de mi cama
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| Y él podría levantarme con un brazo
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| Muy por encima de su cabeza
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| Podría aflojar pernos oxidados
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| Con un rápido giro de su llave
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| Se sacó astillas de la mano.
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| Ni siquiera se estremeció
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| En trece años nunca lo había visto llorar
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| Pero el día que murió el abuelo, me di cuenta
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| Los barcos insumergibles se hunden
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| Las paredes irrompibles se rompen
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| A veces las cosas que crees que nunca sucederán
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| Sucede así
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| Curvas de acero inflexibles
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| Si la furia del viento es imparable
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| He aprendido a nunca subestimar lo imposible
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| Luego estaba mi tercer año
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| Billy tenía un auto nuevo
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| Era tarde, el camino estaba mojado
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| Supongo que la curva era demasiado pronunciada
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| Me alejé sin un rasguño
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| Trajeron el helicóptero
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| Y Billy no podía sentir sus piernas
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| Dijo que nunca volvería a caminar
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| Pero Billy dijo que lo haría y su mamá y papá oraron
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| Y el día que nos graduamos, se puso de pie para decir
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| Los barcos insumergibles se hunden
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| Las paredes irrompibles se rompen
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| A veces las cosas que crees que nunca sucederán
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| Sucede así
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| Curvas de acero inflexibles
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| Si la furia del viento es imparable
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| He aprendido a nunca subestimar lo imposible
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| Así que no me digas que se acabó
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| No te rindas contigo y conmigo
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| Porque no existe tal cosa como la desesperanza
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| Si tu crees
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| Los barcos insumergibles se hunden
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| Las paredes irrompibles se rompen
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| A veces las cosas que crees que nunca sucederán
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| Sucede así
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| Curvas de acero inflexibles
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| Si la furia del viento es imparable
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| He aprendido a nunca subestimar lo imposible |