Las hojas silenciosas del avellano, el tercer libro de la aflicción,
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Como palabras en los dientes, las palabras de las oraciones crujen,
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Amapola escarlata en muda siembra,
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Las voces de los pájaros se callaron.
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Las ramas de abedul brillan en el cielo pálido,
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Los campos huelen a tubérculos venenosos,
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Silencio con cabeza de lobo después,
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Personas que guardan silencio en la conversación.
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R: astillas de agua a orillas de la ingle
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Donde la corriente del río se tuerce,
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Madre se despide de la canción.
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Con el príncipe en un cesto de mimbre,
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Un grito silencioso esconde la espesura,
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Una canasta con un arroyo cuando se va,
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Quizás entonces por encima del dique de castores
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Los pescadores encontrarán buenos
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Pequeño rey, pequeño rey.
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Con saliva azucarada en la comisura de la boca del pez
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Los años pasan en silencio, se oye crecer la hierba,
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Traicionado, se agacha en ropas ásperas,
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Gente que se calla al cantar.
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Ríos llenos de balsas, en vez de lodos de agua,
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Desde los pinos susurrantes de las colinas muertas,
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Y solo el susurro sisea con sus alas
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En un país que grita en silencio.
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R: Está pasando por un largo viaje.
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El mar hacia una región templada,
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Lleva un bote oscuro hecho de mimbre.
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A niveles inimaginables,
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A las espaldas de las olas con encaje blanco,
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A las fragatas con la bandera imperial,
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Y luego bajo el borde afilado
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Desaparece la cesta con el esqueleto blanco.
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Pequeño rey, pequeño rey… |