| El muro en el que escribieron los profetas
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| Se está agrietando en las costuras
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| Sobre los instrumentos de la muerte
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| La luz del sol brilla intensamente
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| Cuando cada hombre es destrozado
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| Con pesadillas y con sueños
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| ¿Nadie pondrá la corona de laurel
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| ¿Cuando el silencio ahoga los gritos?
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| La confusión será mi epitafio
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| Mientras me arrastro por un camino agrietado y roto
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| Si lo logramos, todos podemos sentarnos y reír.
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| Pero me temo que mañana estaré llorando
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| Sí, me temo que mañana estaré llorando
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| Sí, me temo que mañana estaré llorando
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| Entre las puertas de hierro del destino
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| Las semillas del tiempo fueron sembradas
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| y regado por las obras de aquellos
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| Quién sabe y quién es conocido;
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| El conocimiento es un amigo mortal.
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| Si nadie pone las reglas
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| El destino de toda la humanidad que veo
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| Está en manos de tontos
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| El muro en el que escribieron los profetas
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| Se está agrietando en las costuras
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| Sobre los instrumentos de la muerte
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| La luz del sol brilla intensamente
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| Cuando cada hombre es destrozado
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| Con pesadillas y con sueños
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| ¿Nadie pondrá la corona de laurel
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| ¿Cuando el silencio ahoga los gritos?
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| La confusión será mi epitafio
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| Mientras me arrastro por un camino agrietado y roto
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| Si lo logramos, todos podemos sentarnos y reír.
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| Pero me temo que mañana estaré llorando
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| Sí, me temo que mañana estaré llorando
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| Sí, me temo que mañana estaré llorando
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| Llanto...
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| Llanto...
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| Sí, me temo que mañana estaré llorando
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| Sí, me temo que mañana estaré llorando
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| Sí, me temo que mañana estaré llorando
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| Llanto...
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| Llanto... |