| El vagabundo salió al porche y llamó a la puerta.
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| ¡Estoy feliz de tener invitados! |
| - dijo el anciano - ¡Pero, chico, no me creas!
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| Estarás lleno y descansarás con tu abuelo en la estufa.
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| Debe ser, abuelo, ¡estás mintiendo!
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| Bueno, cariño, ¡no te preocupes!
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| El vagabundo se sentó en una silla dura: ¡Cuarto día en el camino!
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| ¡Tú, abuelo, no bromees conmigo, cálido y abrigado!
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| ¡No me atrevo a rechazar a un invitado, pide lo que quieras!
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| ¡Y mejor sube a la bodega, trae papas!
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| "Soy viejo, me cuesta caminar", le dijo al tipo que estaba detrás de él.
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| La puerta se cerró, y en ese mismo momento el abuelo se echó a reír.
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| Despertándose en el sótano con queso, el vagabundo gimió.
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| ¡Se cayó de cabeza por las escaleras sobre el suelo de granito!
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| La habitación es cálida, acogedora, limpia por todas partes.
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| ¡El abuelo quiere organizar unas vacaciones para él!
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| De debajo de la silla saca un gato negro:
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| "¡Cómo estás, mi bromista bigotudo!"
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| Y la sangre le corre por la cara de un corte en la frente.
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| Pero, ¿por qué está atado con cuerdas a un poste?
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| "No morirás", dijo el anciano, afilando su cuchillo.
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| Pero el tipo bajó los ojos, se dio cuenta: esto es mentira ...
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| La habitación es cálida, acogedora, limpia por todas partes.
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| ¡El abuelo quiere organizar unas vacaciones para él!
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| De debajo de la silla saca un gato negro:
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| "¡Cómo estás, mi bromista bigotudo!" |