| Las luces se han apagado, han sacado el pastel.
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| Aplaudían a los padres, los tíos y los amigos,
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| todos a la vez, agrupados en un único grito:
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| que pida un deseo,
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| que pida un deseo,
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| que pida un deseo,
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| que pida un deseo.
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| Y tú, nerviosa,
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| como siempre que te toca estar en centro de atención,
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| has fijado los ojos en un punto impreciso del comedor
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| Un segundo, dos segundos, tres segundos, cuatro… y cinco
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| Tus ojos que bancaban buscando un deseo
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| las velas quemaban y algunos de los amigos te enfocaban con cámaras de retratar
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| una voz comenta: que guapa está
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| y yo en el fondo me acababa el culito de la copa
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| decidido a encontrar un rinconcito adecuado
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| para hacerme pequeño,
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| del tamaño de una mosca
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| del tamaño de un mosquito
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| Por un golpe empequeñecido bajo los taponcillos
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| y la mesa alargada por los dos caballitos
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| haciéndome paso con prudencia por un entramado
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| de zapatos de invierno y confeti aplastado
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| y has brindado maldiciendo la larga de mis nuevos paseos
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| y esconderme entre un tapón de corcho y la pared
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| justo antes de que me coma los cojones de gatito
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| y escalar las sanefas de tu vestido
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| y falcar el pie izquierdo en un descosido
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| y llegarte al hombro
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| y sentarse en un botón
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| y coger un por el suelto
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| con un solo tirante
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| pegarte un cabello
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| e impulsarme en un último salto final
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| y saber tu deseo atravesando la pared del lagrimal
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| Ahora un pie, ahora un brazo, ahora el torso, ahora el jefe
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| y ya dentro del deseo ver si ha ha buen ambiente
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| repartir unas tarjetas
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| ser amable con la gente
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| y con modos de joven discreto y educado
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| presentar mis respetos a la autoridad
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| escuchando con atención batallitas curiosas a los mas viejos
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| haciéndome fotos graciosas con otros il. |
| lustros viajeros
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| y con un hombre con corbata que no se quién es
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| y en una nube de sueños que tienes al alcance
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| y otros que lo siéndolo pero ya vivirás nunca
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| detectar un camino que me añade del grupo
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| o una sombrilla tranquila donde desapercibido
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| estirarme un rato y por fin relajarme celebrando
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| el placer indescriptible que es estar contigo hoy que te haces mayor
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| mientras fuera del ojo las velas se van apagando. |