Adiós, y si para siempre, para siempre adiós,
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Siempre que estés al límite, ve, ¡adiós y recuérdame!
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Qué cerca está el borde, y hay niebla,
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Enero se ríe, siempre borracho,
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Estoy encerrado, como un ídolo, en el anillo de sus luces.
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Olvida lo que no sabías, olvida mis palabras
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No dije palabras, y te olvidas de ellas,
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Y allí, más allá del borde, la oscuridad ronda como nunca antes, el invierno está cerca,
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Y tu sombra, abrazada a la mía, vuelve a partir por el camino
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Más allá del borde de la eternidad, el descuido, el extremo de una tormenta de nieve -
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Cuando los sueños no estaban con nosotros, cuando no cerrábamos los ojos;
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No despertaremos, no volveremos el uno al otro ni a los demás.
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En la parte posterior del espejo de cristal
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Cuando en medio de las brasas de la mañana te conviertas en un extraño para mí,
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Cuando me vuelva un extraño también para ti, alma mía:
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Aférrate al aire helado, al aire cortante y acerado,
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Se convirtió en un muro entre nosotros, solo queda respirar
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Más allá del borde de la eternidad, el descuido, el extremo de una tormenta de nieve -
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Cuando los sueños no estaban con nosotros, cuando no cerrábamos los ojos;
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No despertaremos, no volveremos el uno al otro ni a los demás.
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En la parte posterior del espejo de cristal
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Más allá del borde de los claros, lluviosos y vanos días de invierno,
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Cuando el azul rompe sin ruido, cuando la noche sin dormir es blanca,
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No volveremos el uno al otro ni a nosotros mismos.
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En la parte posterior del espejo de cristal |