| No de la carretera del norte
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| No del camino del sur
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| Primero fluyó su música salvaje
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| En el pueblo ese día
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| De repente estaba en el carril
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| La gente salió a escuchar
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| De repente se fue, y en vano
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| Sus esperanzas deseaban que apareciera
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| Su música extraña se trastornó
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| Cada corazón que desearía no era gratis
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| No era una melodía, todavía
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| no era ninguna melodia
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| Algún lugar lejano
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| En algún lugar lejos afuera
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| Obligados a vivir, ellos
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| Sentí que esta melodía respondió
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| Respondí a ese anhelo
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| Todos tienen en sus pechos
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| El perdido sentido de pertenencia
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| A misiones olvidadas
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| La esposa feliz ahora sabía
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| que se habia casado mal
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| El feliz amante aficionado creció
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| Cansado de amar todavía
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| La criada y el niño se alegraron
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| Que habían soñado solo
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| Los corazones solitarios que estaban tristes
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| Me sentí en un lugar menos solitario
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| En cada alma despertó la flor
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| Cuyo toque deja polvo sin tierra
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| La primera hora del marido del alma
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| La cosa que nos completa
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| La sombra que viene a bendecir
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| De profundidades besadas no expresadas
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| La luminosa inquietud
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| eso es mejor que descansar
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| Como vino, se fue
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| Lo sintieron pero medio ser
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| Luego se mezcló en silencio
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| Con silencio y memoria
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| El sueño dejó de nuevo sus risas
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| En trance la esperanza dejó de durar
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| y poco tiempo después
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| No sabían que había pasado
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| Sin embargo, cuando el dolor de vivir
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| Porque la vida no se quiere
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| Vuelve en las horas de los sueños, dando
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| Una sensación de vida que se enfría
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| De repente cada uno recuerda
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| Brilla la vida una luna que viene
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| En donde su vida de ensueño brasa
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| La melodía del violinista loco |