| Los vientos del sur llenan el aire esta noche
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| La canción de cuna de un corazón frío
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| Una figura helada caminando
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| Por la ciudad llamé a la mía
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| Un torrente de voces espantosas
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| Llena de miedo los corazones de los niños
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| Pero nadie se atreve a hacerles daño
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| Porque hasta el mal nos dejó aquí
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| paraíso hueco
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| Un lugar de espíritus y de hielo
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| Las luces hace tiempo que se apagaron
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| Pero aún los ecos nos dan luz
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| Atrapado dentro de un pasillo
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| Con mis retratos en la pared
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| Las caras miran de vuelta
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| Mientras escucho la llamada cansada del observador
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| Todavía no estoy seguro de qué me trajo aquí
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| Vago en el polvo
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| Un susurro en el páramo
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| Lleva a través de estos campos de óxido
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| llama a un chico para que lo siga
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| A una escalera arriba y abajo
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| Él dice que están avanzando
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| Porque están navegando con destino al cielo
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| paraíso hueco
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| Un lugar de espíritus y de hielo
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| Las luces hace tiempo que se apagaron
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| Pero aún los ecos nos dan luz
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| Atrapado dentro de un pasillo
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| Con mis retratos en la pared
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| Las caras miran de vuelta
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| Mientras escucho la llamada cansada del observador
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| Le pregunté al observador
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| A dónde voy desde este lugar
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| Su sonrisa sin rostro expresada
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| Es un viaje para abrazar
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| no soy un hombre malvado
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| Pero temo a las celdas de abajo
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| Me mostró una puerta
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| A dónde conduce no puedo saber
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| paraíso hueco
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| Un lugar de espíritus y de hielo
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| Las luces hace tiempo que se apagaron
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| Pero aún los ecos nos dan luz
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| Atrapado dentro de un pasillo
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| Con mis retratos en la pared
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| Las caras miran de vuelta
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| Mientras escucho la llamada cansada del observador
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| Los vientos del sur llenan el aire esta noche
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| La canción de cuna de un corazón frío
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| Una figura helada caminando
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| Por la ciudad llamé a la mía |