| He leído fanfarronadas historias de caballeros errantes
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| De hazañas y victorias de los justos sobre los matones
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| Quedarme todavía cerrado con mis libros en esta habitación
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| Como un cobarde ocioso, sordo a todo sufrimiento
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| En el mundo de hoy, más que ayer, domina la injusticia
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| Pero no tenemos noticias de heroicos caballeros.
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| Precisamente para esto, Sancho, se necesita sobre todo
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| De un impulso generoso, aunque fuera un sueño loco
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| Ve a buscarme la montura, que mi atrevido compromiso
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| Se lo prometí a mi hermosa Dulcinea del Toboso
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| Y a ti, Sancho, te prometo que ganarás un castillo
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| Pero no aceptaré una negativa, ¡vamos, ensilla mi caballo!
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| Serás mi escudero, mi sombra consoladora
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| Y con este corazón puro, con mi escudo y Rocinante
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| Golpearé la injusticia día y noche con mi lanza
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| ¡Qué verdad es en La Mancha que mi nombre es Don Quijote!
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| Este loco no está bien, necesita un médico.
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| Contradecirle no conviene, nunca está de buen humor.
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| Es la figura más triste que ha aparecido en la Tierra
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| Caballero sin miedo a una guerra solitaria
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| Comenzó por el bien de una mujer que conoció
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| Dentro de una posada por horas donde trabaja como prostituta
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| Pero creyendo que vio a una princesa real
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| Quería hacerle su promesa a toda costa.
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| Y así durante días solo hemos pateado el trasero
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| No sabemos dónde estamos, sin pan y sin beber
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| Y este loco salvaje que es el más ingenuo de los niños
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| Ayer mismo se descompuso entre las aspas de los molinos
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| Es terco, idealista, tiene demasiados sueños en el cerebro.
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| Yo, que soy más realista, me conformo con un castillo.
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| Me hará gobernador y tendré tierra en abundancia
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| ¡Qué verdad es que yo también tengo corazón y que me llamo Sancho Panza!
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| Salta, Sancho, que es tarde, no quieres volver a dormir
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| Solo los cínicos y los cobardes no se despiertan al amanecer:
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| Para los primeros es la indiferencia y el desprecio por los valores
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| Y para otros es desgana hacia los deberes.
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| La injusticia no es el único mal que devora al mundo
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| Incluso el alma del hombre a menudo ha tocado fondo
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| Pero hay que darse prisa porque cuanto más tiempo pasa
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| ¡El enemigo se vuelve sombrío y se enreda!
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| Sobre este sombreado de las cosas
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| El otro día cuando vio esas ovejas indefensas
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| Los atacó como si fueran un ejército de moros
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| Pero al final, además de los perros, ¡hasta los pastores nos mordían!
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| Estaba claro como el día, ¿no es así, mi señor?
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| Seré un cobarde y dormiré, pero no soy un traidor.
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| Solo creo en lo que veo y la realidad me queda
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| El único medidor que tengo, que cierto que ya tengo hambre!
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| Sancho escúchame, por favor, yo también he sido realista
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| Pero ahora hoy no me importa y, aunque tenga buena vista
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| La apariencia de las cosas, como ves, no me engaña
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| Prefiero las sorpresas de esta alma tirana
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| Quien transforma la realidad frente a ti con sus trucos
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| Pero abre nuevos ojos y enciende tus sentimientos
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| Antes de hoy estaba aburrido y también quería morir
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| ¡Pero ahora soy un hombre nuevo que no tiene miedo al sufrimiento!
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| Señor, lamentablemente soy un pobre ignorante.
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| Y poco o nada entendí de su discurso abstracto
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| Pero aunque el coraje borre mi pereza
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| ¿Seremos capaces de restaurar la justicia solos?
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| En un mundo donde el mal está en casa y siempre ha ganado
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| Donde reina el capital, hoy más despiadadamente
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| Triunfará con este ladrón y este inútil escudero
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| ¿Al poder para dar jaque mate y salvar al mundo entero?
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| ¿Quieres decirme, querido Sancho, que me eche atrás?
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| ¿Por qué el mal y el poder se ven tan sombríos?
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| También debería renunciar a algo de dignidad.
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| ¿Hacerme humilde y aceptar que esta es la realidad?
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| El poder es la basura de la historia humana.
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| E incluso si solo somos dos naufragios románticos
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| Escupiremos nuestros corazones ante la injusticia día y noche
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| Somos los «Grandi della Mancha»: ¡Sancho Panza y Don Quijote! |