| Surgió de los desiertos del oeste de Mongolia.
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| Una nube de muerte, una nube fantasmal que va, va, va
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| Sobre los campos de China, sobre el templo y el arrozal
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| Cruza el río amarillo, cruza el muro y ve, ve y ve
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| Por encima del búfalo rumiando
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| Sobre una civilización de siglos
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| Por encima de las banderas rojas
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| Sobre los retratos de los profetas
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| Sobre los retratos de los caballeros
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| Sobre las tumbas impasibles de los antiguos emperadores
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| Está cubriendo un continente, está corriendo hacia el mar.
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| Cubre el cielo hasta el punto en que el ojo puede mirar e ir, e ir, e ir
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| Sobre el vuelo de las gaviotas cayendo al agua
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| Por encima de los peces que flotan y cubren la playa y van, y van, y van
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| Los pescadores levantan la mirada hacia el cielo tan lívido
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| Las olas parecen detenerse
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| No se escucha nada más que silencio
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| Y las redes están llenas de cadáveres de plata
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| Entonces las nubes se rompen y cae la lluvia lenta
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| Sobre los techos de las casas, sobre las piedras de las calles
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| Por encima de los árboles moribundos, por encima de los campos marchitos
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| Sobre los cachorros de los hombres, sobre los rebaños que la beben
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| En las playas abandonadas, una lluvia que es veneno
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| Y que mata despacio, lluvia sin arcoiris
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| ¡Qué va, qué va, qué va, qué va, qué va! |