| El cañón es una silueta negra contra el cielo cobalto.
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| Y el gallo acecha en nuestro patio
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| Si la guerra se acabo porque tu estas nublada de lagrimas
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| Este día de abril
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| Pero el pueblo está de fiesta y saluda a los soldados que regresan.
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| Mientras rebaños de nubes perezosas duermen en el campanario
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| Y todos vuelven a la vida como flores en los prados
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| como el viento de abril
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| Y Rusia es un cuento de hadas blanco que te sabes de memoria.
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| Y lo que sueña cada noche, agarrando su breve carta
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| Las cigüeñas suspendidas en el aire, su cara mojada con nieve
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| E Italia, cantando, ahora libre, inunda las calles
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| Ondeando en el cielo estandartes enloquecidos con la luz
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| Y tu madre, tomándote en sus brazos, llorando, sonríe
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| Mientras alrededor de alguien se cose una historia o una vida
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| Y quién sabe si llevas un abrigo o si duermes en un cálido granero
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| Debajo de las glicinias tu padre lo espera
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| con el sol de abril
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| Es domingo y eres mayor en tu bici con él y respiras el olor
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| De sus cigarrillos y el río que muerde el muelle
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| Cualquier vago miedo se pinta de azul o humo
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| En un día de abril
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| Pero en sus sueños la guerra continúa y él todavía resbala
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| En la inmensa llanura y vuelve a ver ese breve instante
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| Las cigüeñas suspendidas en el aire, los compañeros cubiertos de nieve
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| E Italia es una mujer bailando en los tejados de Roma
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| En la amarga dulzura de las películas donde la vida canta
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| Y un papa se asoma y acaricia a los niños y a la luna
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| Mientras el alma duerme frente a una caja vacía
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| Vuelve a tocar el timbre para todos
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| Y no estás en ningún campanario
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| Porque dentro de nosotros, demasiado rápido, nos aleja
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| Ese día de abril |