| Bajo la cúpula del cielo azul de medianoche
|
| En el pico más alto
|
| Son valles a mis pies
|
| Yaciendo desnudo ante mis ojos
|
| Y lo que te queda oculto se revela a mi mirada alerta
|
| En mi puesto de observación sacudido por la tormenta
|
| Ahora escucha mis palabras...
|
| En las paredes de mundos intactos
|
| Cuervos de plumas negras chillando
|
| - Fauces negras como la brea abiertas
|
| enterrar a los condenados
|
| Y mientras miro a sabiendas sobre las tierras
|
| — ver tiempos finales —
|
| Es mi sonrisa la ruina de todos los santos
|
| La esperanza ahoga una oración final
|
| ... pero no se escucha en dimensiones graves
|
| Montando sombras de reinos más allá
|
| Una tormenta nace en la vorágine de los cielos
|
| Más allá de los escarpados horizontes montañosos
|
| Y se enfurece devastadoramente en mundos que gimen
|
| Lejos se elevan las mareas del mar embravecido
|
| Tormentas eléctricas nocturnas desgarran con relámpagos
|
| Brazas en el firmamento negro profundo
|
| Los cielos caen tan pesados
|
| Los manantiales ahora arrojan avalanchas de hielo
|
| Los ríos rugen desgarrando las orillas
|
| Y fluyen en valles que alguna vez estuvieron llenos de vida
|
| A través de las ruinas del edificio de piedra derretida
|
| Klio prende fuego a lo que le fue confiado
|
| En el valle sombreado de los gigantes ardientes de la ladera de la montaña
|
| Silbando, el gluten destruye un entonces
|
| Mientras interminables páginas de libros se incendian
|
| Los jinetes del apocalipsis, beben
|
| Los caballos negros sedientos en la corriente del inframundo
|
| En el aliento de los últimos tiempos el agua se seca
|
| Un lecho de río de polvo y recuerdos de los muertos |