| Si muero en el invierno envía rosas
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| En la primavera, magnolias
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| Si me llaman en verano o en otoño
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| Lo mejor de todo: tráeme un ramo de flores silvestres
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| En la tierra y la arcilla no me acuestes
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| Y mirar un agujero frío y solitario en el suelo
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| Cuando voy a mi Hacedor en humo y ceniza
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| No será tu dolor lo que anhelo
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| Tus lágrimas no serán necesarias
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| Enciende un fuego ardiente, bebe algo alegre
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| Cuando las chispas vuelan en el viento
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| Ese seré yo soplando lejos
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| Enterrar mis cenizas con los perros que he amado
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| Mis fieles compañeros desde el Dios de las alturas
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| Y bajo un sicómoro creceremos fuertes
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| Y las raíces nos llevarán
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| Si mi único amor verdadero se uniera a mí allí
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| La madre naturaleza pronto será consciente
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| Ese sicómoro vibrará y cantará
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| Y así lo habremos dejado
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| Así que no quiero que sientas pena
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| Dios sabe cómo desprecio tu piedad
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| Y ya no soportaré el peso de la preocupación
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| Esas túnicas enojadas se caen
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| Estaré cantando fuerte y riéndome mucho
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| Un resplandor de gloria y una canción no contada
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| Así que no hay necesidad de lágrimas mi amigo
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| Solo trae un ramo de flores silvestres
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| Si muero en el invierno envía rosas
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| En primavera, las magnolias
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| Si me llaman en verano o en otoño
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| Lo mejor de todo: tráeme un ramo de flores silvestres
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| Lo mejor de todo: tráeme un ramo de flores silvestres |