Hoy el Padre Onufry consagró el Bugatti Veyron,
|
Nunca había visto un coche tan impresionante en su vida.
|
Bendijo el Maserati, bendijo el Porsche
|
Pero solo al ver Bugatti, sentí algo en mi alma.
|
Multiplicando el peso del carro por el numero de caballos
|
Y a esta cantidad, sumando el precio del incienso y de las velas,
|
Pidió quince mil dólares por la obra,
|
Dicho esto, por una cantidad menor es imposible consagrar esto.
|
Frente a un maravilloso auto deportivo, oró por un día
|
Y pegué diez de los íconos más confiables en la guantera.
|
Sentado en un salón blanco, Onufry cantó un salmo,
|
Para que los malos espíritus abandonen el salón limpio.
|
Agitando activamente el incensario, salvó el auto perdido.
|
Y para las pastillas de freno lee siete oraciones poderosas.
|
Para spoiler y elevalunas eléctricos, sensores de aparcamiento y cigüeñal
|
Durante dos días de rodillas, golpeó el suelo con la frente.
|
Para el ordenador de a bordo y para el eje delantero
|
Durante una semana el padre Onufry mantuvo el cargo más estricto.
|
Y para que el climatizador funcione en el calor y en el frío,
|
Él personalmente le pidió a Dios que ejerciera el control.
|
Y luego el auto aceleró, dejando solo una columna de polvo,
|
Pero exactamente un minuto después, Bugatti se estrelló contra un poste.
|
Onufry oró perfectamente, pero no tuvo en cuenta una cosa:
|
Las oraciones no sirven si el conductor está en la mierda.
|
Afortunadamente, el conductor sobrevivió, solo un par de rasguños en él,
|
Pero el padre Onufry fue excomulgado de la iglesia.
|
Le dijeron desde arriba: "Aquí no hay tu culpa,
|
¡Pero no necesitamos empleados con tal reputación!”
|
Y el padre Onufry se dio cuenta de que se había puesto la sotana a toda prisa.
|
Y ahora el padre Onufry en "Interns" interpreta a un médico.
|
Es fabulosamente popular, tiene una demanda terrible.
|
Y pronto, quizás, se compre un Bugatti Veyron. |