| Tanta sabiduría, no deberías molestarte
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| No necesito saber que soy como mi padre
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| Madre me dice que aguanto bien el licor
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| Me dice algunas cosas que nunca diría
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| Cuando le pregunto cómo decir cuando quiero decirte
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| Ella dice: «¿Cuál es el punto? |
| Mantenlo bajo llave dentro.»
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| Este es el membrete que nunca envié
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| Sus esquinas se curvaron dentro de mi cabeza
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| Llámame membrete
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| Tanto impacto en una sola palabra
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| La ruptura más corta que he escuchado
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| Rápido de recibir, interminable de responder
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| Las palabras no contaban, ni una sola
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| Ahora con escudos de tiempo y espacio
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| Me siento con una postal prístina
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| Pero mi lengua permanece quieta excepto para lamer el sello
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| Este es el membrete que nunca envié
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| Escribo una página cada noche en la cama
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| Llámame membrete
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| Te lo diría en la cara: yo soy malo, lo sé, pero tú eres peor
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| Me engaño a mí mismo, no me atrevería a perturbar el universo
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| En cambio, lo archivaré, todos hacemos lo que sabemos que está mal
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| Cada frase, cada palabra, cada letra es una bomba de letras
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| He hecho un hogar aquí del que nadie sabe nada
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| Esta oficina de letra muerta cuyo fuego se ha apagado
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| Ahora recuerdo como decir con nunca te dije
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| Y lo aprecio, ahorré la vergüenza
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| Este es el membrete que nunca envié
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| Sus esquinas se curvaron dentro de mi cabeza
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| SOMOS JÓVENES Y CIEGOS, TAN SIN REFINAR
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| Nuestra visión se desvanece cuanto más lo intentamos
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| Solo llámame membrete |