| Descubrí que estaba enojado
|
| En el fresco del día
|
| Todos los árboles altos balanceándose
|
| Todo lo que no hice para decir
|
| Aunque manejé todos los detalles
|
| E hice todas esas llamadas telefónicas
|
| Y escribí todos los correos electrónicos
|
| Y enderezó el vestíbulo
|
| No importa, no hizo ninguna diferencia
|
| A lo largo de nuestro desacuerdo
|
| Había un cardenal en la cerca
|
| No pongas paredes a mi alrededor
|
| yo mismo pondré las piedras
|
| Y acostarme con mi cuerpo
|
| Pero no dar nada más
|
| Todavía viviendo con el sentimiento
|
| Reprimido en mi pecho
|
| Mi antiguo compañero de toda la vida
|
| El que mejor conozco
|
| Bueno, supongo que le cogí el tranquillo: lo imposible
|
| Se podría decir que me mudé directamente con él: lo imposible
|
| Sabías que me sentía antinatural en la luz azul del amanecer
|
| Dejé la casa en la sombra
|
| Y mi mente siguió y siguió
|
| En el largo carrete de la carretera
|
| Fragmentos extraños de la canción
|
| Y todo lo que no puedo conseguir a mi manera
|
| Todo lo que todavía está mal
|
| Oh, supongo que le cogí el truco: lo imposible
|
| Y camino por los límites infinitos de eso
|
| Solo para saber lo que nunca puedes tener
|
| ¿Qué es luz, qué sombra?
|
| Supongo que siempre quise lo imposible
|
| Con el tiempo aprendí a descansar en el campo febril
|
| El cambio fue tan implacable que no hubo tiempo para acostumbrarse
|
| Tuve que ser tan despiadado
|
| Para reducir al mínimo
|
| Despertarse a las seis de la mañana y aceptarlo todo
|
| Pero aún así era tan sensible
|
| Apenas podía soportar tus simples actos de bondad.
|
| La suave presión de tu mano
|
| Vislumbrado desde el ferry, verdes franjas de tierra
|
| Durmiendo en el suelo, sentí el movimiento del océano |