| Moss envolvió un paso inestable
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| Brezo azul en un bosque seco,
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| Donde el alma vagó toda la noche,
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| Sí, ella se ejecutó en la mañana,
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| que se contagia de deseos,
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| Un palo de escoba se llevaba bien con la estupa,
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| Enterrado hasta los ojos en la tierra
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| Por desesperación, para fastidiar a todos.
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| Amargamente fangoso para responder,
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| Donde te ves a ti mismo en persona.
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| Da miedo decir: ¡no hay muerte!
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| Kohl en su dedo es un anillo.
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| Nubes con flecos
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| Muselina rosa pálido.
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| De lejos a lejos
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| El cielo respira tierra húmeda,
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| y perturba la distancia con luces,
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| Que, como velas, balancea el bosque.
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| El dolor del alma se va volando
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| Un pájaro gris en el humo del cielo.
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| Amargamente fangoso para responder,
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| Donde te ves a ti mismo en persona.
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| Da miedo decir: ¡no hay muerte!
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| Kohl en su dedo es un anillo.
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| Cuando la sombra se convierte en espíritu
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| Cuando la mirada se convierte en llama,
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| Al amanecer el gallo callará,
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| Tomando el amanecer en reproche.
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| Calma el miedo a llorar
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| Disolver en el amor del vino
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| y el alma se derrite en lágrimas,
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| Sabiendo que eres perdonado.
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| Amargamente fangoso para responder,
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| Donde te ves a ti mismo en persona.
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| Da miedo decir: ¡no hay muerte!
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| Kohl en su dedo es un anillo. |