| Rostros en llamas, ese sueño inquietante
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| Implacable el eco de ese grito
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| Despertado por la esperanza, una visión vista
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| Caras en llamas del yunque ahora brillan
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| Nunca más los hombres malvados descenderán
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| Sobre la inocencia por su odio a desgarrar
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| Esta justicia, sellada en forma corpórea
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| Por los rostros que quedan, nace la esperanza
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| Alma sellada en acero
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| Se fundirá en hierro
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| Orden eterno
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| Revelado, ahora arrodíllate
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| Condenado al ciclo de la llama
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| Busca, ahora, tus tumbas
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| Esos rostros en llamas, guiando el camino
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| La mano del hombre de justa ira
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| Nunca más, ese mal caminará libre
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| Esta justicia encontrará, dondequiera que vea
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| Oye lo que teme, las llamas que abrasarían
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| Sus seres queridos derramando lágrimas de muerte
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| Nunca más, un juramento que hizo
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| Caras en llamas, las escenas de guerra
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| Como las llamas chamuscan las piedras
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| El velo del odio cae de repente
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| De las llamas, esas formas ardientes
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| Pide misericordia antes de que el corazón se detenga
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| Ora, ahora, por tu nombre
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| De pie en medio de estas caras en llamas
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| De pie en medio de las tumbas de la inocencia
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| Escuchar de nuevo ese grito atormentador
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| Llorando en medio de un sueño devastado
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| Entonces el ignorante maldice el hierro
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| El portador de la espada sigue siendo un tonto
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| Maldito sea nuestro corazón del tirano
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| Y la mano que construyó su herramienta
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| Y así tu símbolo permanecerá como justicia
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| Pero el artesano ha conocido el pecado
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| Un medio para este corazón tan sin amor
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| Devorará a su amo desde dentro
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| Alma sellada en acero
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| Se fundirá en hierro
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| Orden eterno
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| Revelado, ahora arrodíllate
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| Condenado al ciclo de la llama
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| Busca ahora tu tumba
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| Orden eterno
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| Invisible, ahora arrodíllate
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| Perdido en el ciclo de la llama |