| Y así la sangre se derramó de la ira
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| La desesperación y la duda ahora se dejan morir
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| La noche maldijo al sol
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| Restricciones de la furia deshechas
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| Solo, en un silencio incalculable
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| Dejó decapitado mis estatuas y tronos
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| Lluvia conduciendo las agujas del destino
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| Mis manos, descubiertas, permanecen invisibles
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| Cubro los cielos, aguzo mi odio
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| Cierro los ojos y me enfrento a la tormenta más allá
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| Más allá del amanecer carmesí
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| Las llamas revelan a lo lejos las estrellas
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| Una cosa debes saber:
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| Los silencios lo conquistan todo
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| Renacido en la ira
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| sin una guerra
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| camino abandonado
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| Un hombre no más
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| contemplo el vacío
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| Un mundo asesinado, un suelo contaminado
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| Soy bestia: El asesino de los dioses
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| Sin embargo, ¿por qué siento este dolor?
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| Deseo no ver, y nunca sentir
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| Pero en libertad corre por los paisajes
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| ¡Para servir de nada! |
| Pero este odio, lo tiene
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| ¿Todo menos me consumió en vano?
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| ¿En vano llaman los susurros?
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| ¡Silencio a gritos en la oscuridad!
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| ¡La luz de las estrellas convirtió los cielos en llamas como el sol!
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| Me quema el corazón...
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| Enfrentando, orgulloso, la tormenta
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| A través del dolor, vi:
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| ¡El silencio lo vence todo!
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| Y así me caigo...
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| Más allá incluso de las estrellas, en un horizonte mucho más lejano
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| Donde incluso un susurro es más fuerte que un trueno
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| Vi un tirano invencible
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| En una locura de tambores en profundidades insondables
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| Acaricié ese vacío ardiente
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| lo sostuve en mi puño
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| Y yo no fui humillado
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| ¡Mi alma... encontró su camino a casa!
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| Más allá de la gran distancia, escuché las estrellas
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| Atado por estas cadenas del hombre
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| Una bestia soy...
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| No no…
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| ¡No más!
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| «Veo todos los mundos que hemos deshecho
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| Y mis manos, fútiles, trataron de asir algo tangible...»
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| Bendición…
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| Despertar a nuestro vacío...
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| ¡Solo!
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| Un mundo de huesos, donde habitan ciegos
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| Las llamas se dan un festín con el brillo de un pozo de los deseos
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| Momentos de reyes, de tiranos del infierno
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| Un hombre muerto cuyos cuentos cuento
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| Así que a los cuervos entrego mi carne
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| Mi espíritu desgarrado en dolores peores que la muerte
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| Las campanas, las campanas, las campanas; |
| ellos gimen…
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| Expío y acepto que solo hay desesperación |