| ¿Qué más puedo pensar ahora,
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| ¿Sobre qué más debería escribir ahora?
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| Frente a mí en la mesa hosca
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| Hay una carta que me envió mi madre.
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| No me gusta el miedo que seas poeta,
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| Que te hiciste amigo de mala gloria.
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| Mucho mejor desde temprana edad.
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| Fuiste al campo por un arado.
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| me he vuelto viejo y bastante malo,
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| Pero si estuvieras en casa desde el principio,
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| Entonces ahora tendría una nuera
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| Y mecí a mi nieta en la pierna.
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| Pero perdiste a tus hijos en todo el mundo,
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| Fácilmente entregó su esposa a otro,
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| Y sin familia, sin amistad,
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| Sin amarre, estás con la cabeza
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| Fui a la piscina de la taberna.
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| En ti, nuestras esperanzas no se cumplieron,
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| Y en el alma de eso es más doloroso y amargo,
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| Que el padre tuvo un pensamiento vano,
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| Para que te lleves más dinero por la poesía.
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| No importa cuánto tomes
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| No los enviarás a la casa,
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| Y por eso los discursos se derraman con tanta amargura,
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| ¿Qué sé de tu experiencia?
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| "Los poetas no reciben dinero".
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| Arrugo la carta, me sumerjo en el horror.
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| ¿Realmente no hay salida en mi querido camino?
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| Pero todo lo que pienso, lo contaré más tarde.
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| Te lo diré en una carta de respuesta... |