| Un día, el techo se te cae encima
|
| Tu mundo más que perfecto
|
| De repente se ha despegado
|
| Ahí tienes
|
| Un día, tu fortaleza es tanto polvo
|
| Los amigos que creías conocer
|
| Todos han traicionado tu confianza
|
| Ahí tienes
|
| De cabeza, nada a lo que aferrarse
|
| Derribado, sin musas para cantar
|
| Cuatro vientos te soplan, te levantan, te arrojan
|
| En el cielo…
|
| No eres John Wayne, no eres un pistolero
|
| Pensaste que tenías el mundo entero
|
| Envuelto alrededor de tu dedo
|
| Siempre decías: «Era la canción y no el cantante»
|
| Después de todo…
|
| Tú estableces tu propia estela
|
| Pensaste que eso era inteligente
|
| Apostaste a vivir para siempre
|
| Por siempre, por siempre, por siempre, por siempre
|
| Pero después de todo…
|
| Estabas destinado a caer
|
| Estabas destinado a caer
|
| Un día, los problemas te buscarán
|
| Puedes correr y puedes esconderte
|
| Pero tu vida está en el pico
|
| y ahí estás
|
| Un día, nada tiene sentido en absoluto
|
| El lento suicidio de tu carrera
|
| Tu cerebro ha chocado contra la pared
|
| Ahí tienes
|
| Girando en un carrusel de voces
|
| Hablando en lenguas cien James Joyces
|
| Gritando en tu cabeza como si necesitaras opciones
|
| Después de todo…
|
| No eres John Wayne, no eres un pistolero
|
| Pensaste que tenías el mundo entero
|
| Envuelto alrededor de tu dedo
|
| Siempre decías: «Era la canción y no el cantante»
|
| Después de todo…
|
| Tú estableces tu propia estela
|
| Pensaste que eso era inteligente
|
| Apostaste a vivir para siempre
|
| Por siempre, por siempre, por siempre, por siempre
|
| Pero después de todo…
|
| Estabas destinado a caer
|
| Estabas destinado a caer |