| Caja de musica llena de farfara calmando a los rebeldes de mi alma
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| ¿Dónde está el botón de "reproducir"? |
| ¡Que suene el bajo también!
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| Deja que mis propias inscripciones se hundan en el corazón
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| Si la herencia de la jaula de la cárcel, mi querida gente saldrá en bur
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| Quedé mudo en mi recital de rabia, fueron mis ojos los que hablaron
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| Debe ser capaz de acostumbrarse a los malos comienzos de los finales felices.
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| Es una tontería vivir copiando a otros vitales.
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| Construir tu propio camino es imprescindible, por supuesto (¡por supuesto!)
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| El infierno está lleno de amantes, los pies de los infieles
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| Aunque no quieras, tendrás que subir la pendiente de altura de ciprés.
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| Verás tu desaparición observándote cada día.
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| Estoy en el juego mientras viva
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| En el mundo del deshonor, la población de pesadilla está aumentando, ¡escóndete!
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| Consejos del guiño del apocalipsis
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| Vendrán a destruir lo que han construido, vive con la conciencia de esto
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| Lamentablemente no estoy sujeto a sus pruebas.
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| Guardé mis composiciones en montones
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| Soy una tortuga que camina lento
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| Tomaste a Estambul entre tus piernas
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| ¡Bien hecho! |
| Buena suerte, conseguiste el trabajo.
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| Tu mente está inconsciente en cuartos hediondos, el sueño masculino es perverso
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| Enfoque malicioso, arpón lujurioso
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| Eres crujiente, simplemente estás roto
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| Abre mi ciudad gigante
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| ¡Cuando te encuentres, tómalo y corre!
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| Déjenme ir chicos, me iré
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| Deja que el enemigo me recuerde, deja que mi miedo se hunda, tú existes.
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| Mi rosaleda es fuego, deja que mis cenizas se desborden de mis palmas
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| En la última pregunta, ¡que sangren tus labios!
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| Déjenme ir chicos, me iré
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| Deja que el enemigo me recuerde, deja que mi miedo se hunda, tú existes.
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| Mi rosaleda es fuego, deja que mis cenizas se desborden de mis palmas
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| En la última pregunta, ¡que sangren tus labios!
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| Déjenme ir chicos, me iré
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| Deja que el enemigo me recuerde, deja que mi miedo se hunda, tú existes.
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| Mi rosaleda es fuego, deja que mis cenizas se desborden de mis palmas
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| En la última pregunta, ¡que sangren tus labios! |