| Después de todo esto nos han despedido
|
| Por los que prefieren comer tierra
|
| Con mucho gusto hemos eximido, estamos atormentados con desprecio
|
| Y felizmente te deseamos este dolor
|
| Mi cráneo está en llamas con púas y agujas negras
|
| Mis sinapsis chillan en las llamas
|
| Sin embargo, nos tambaleamos con deseo aunque ahogados por alambre grueso
|
| Hemos sido desatados por nuestro furioso desdén
|
| Me fui, Dios, ayúdame, terminé, terminé
|
| Nada puede detenerme, he terminado, he terminado
|
| Sin miedo, sin duda, he tocado fondo
|
| Me he perdido me estoy dejando ir
|
| Sin orgullo, sin yo, los he liberado
|
| Perdí la cabeza y ahora sé
|
| Sin dolor, sin muerte, se ponen a descansar
|
| Los dejamos aquí, cerramos la puerta
|
| Sin tierra, sin hombre, ahora toma mi mano
|
| Porque nada importa
|
| Oh, el escenario que ensuciamos, los planes que frustramos
|
| Y la broma que le jugamos al mundo
|
| Y te ahogas en el aceite, todo envuelto en los rollos
|
| Y aplastado bajo las piedras que has arrojado
|
| Todavía marchamos a través de las tumbas a través de la oscuridad y la penumbra
|
| Y hacemos añicos las columnas de hueso
|
| Y el mundo que ella rompe por las vidas que ella toma
|
| Ella llora mientras muere sola
|
| Sin miedo, sin duda, he tocado fondo
|
| Me he perdido, me estoy dejando ir
|
| Sin orgullo, sin yo, los he liberado
|
| Perdí la cabeza y ahora sé
|
| Sin dolor, sin muerte, se ponen a descansar
|
| Los dejamos aquí cerramos la puerta
|
| Sin tierra, sin hombre, ahora toma mi mano
|
| Porque ya nada importa
|
| El mundo es una cáscara para ser pelada y rasgada
|
| Mi cuerpo, un caparazón que ahora se rompe
|
| Cómo anhelo escapar de las cadenas que he usado
|
| Y apresurar mi mayor escape
|
| Y cuando respiro por última vez
|
| No derrames una lágrima por mí
|
| Descartar el cuerpo que una vez fue mi prisión
|
| Porque seré puesto en libertad
|
| Y cuando las trompetas nos llamen a casa
|
| Y ya no estoy acostada por el dolor
|
| Nuestras lágrimas se secarán para siempre
|
| Porque el autor de la vida conoce mi nombre
|
| Así que pisoteamos los tesoros de lo inútil y en blanco
|
| Moriremos por la verdad en nuestros corazones
|
| Ninguna fuerza que existe nos robará de sus manos
|
| Nada nos separará
|
| Aunque el espejo es opaco, el reflejo oscurecido
|
| Miramos más allá de lo obtuso
|
| Y el mundo pesa tirándonos al suelo
|
| Pero sus esfuerzos sirven de poco
|
| El ungido ha comprado nuestras almas
|
| La muerte está maltratada y sin vida ante mí
|
| Llueve la verdad para los hijos de Cristo
|
| Y la verdad nos ha hecho libres
|
| Y a través de todo nos levantamos cuando caemos
|
| Aunque el camino se vuelve más angosto ante mí
|
| Aunque nos duela, aunque lloremos, nunca nos rompamos, nunca muramos
|
| La única verdad que existe nos hace libres |