| En una cara una vista, a través de los ojos este mundo choca
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| Estoy sin voz en mi angustia
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| Y nada puede llevarnos de vuelta a la inocencia
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| Realidad corta, aguda y sedienta de sangre.
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| Desesperado alcanzo la noche
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| En el agua reina la pureza para ser resolutivos
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| Y como una tierra limpiamos nuestras mentes, cosechamos nuestras pertenencias
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| Coser nuestras iras y nuestras fortalezas
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| Demasiado obsesionado por la debilidad
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| Nos hemos llevado a nosotros mismos a la falta de sentido
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| Tan fácil de controlar, hacer daño
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| Una reunión de necios injustificados, en una montaña
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| Y recojo mis pensamientos
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| Y me elevo por encima de todo lo que me desprecia
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| Comprender los caminos del hombre y bajo una bandera
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| Saludamos o quemamos, hay sangre en ambas orillas
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| Con mente endurecida viajé, con mente endurecida conquisté
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| Una libertad tan irónica, tan despreciable, tan hipócrita
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| Hay ira resuelta
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| Asoma su cabeza familiar en la pantalla del televisor
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| En una docena de bolsas se colocó una vida
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| En un suspiro sonrió y saludó
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| Durante cinco minutos a la vez, el poder se mantuvo firme
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| Y sin consternación nuestras leyes se pierden
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| Perdido por los carniceros, perdido por los asesinos de niños, perdido por el ritual de narcóticos
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| Otra etiqueta, otro titular
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| Otra fotografía sonriente permanecerá 10 inviernos para siempre
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| ¿Y dónde están los ángeles para guardar?
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| ¿Dónde está el dios de los hombres y los niños?
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| Él está acechando las mentes de las pobres almas oscuras
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| Y sé que está bien, porque sé que es hora de la libertad
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| Matar a otro y matar a otro
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| Y matar a otro niño de la bandera
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| Hasta que no quede ninguno... y otro
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| Y matar a otro, y matar a otro...
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| Mira en lo que te has convertido
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| Y echa un vistazo a lo que has hecho
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| Te arrepentirás de lo que has hecho
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| violando a mi hija, violando a mi hijo |