| Con un movimiento de su mano y su ojo brillante
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| Mi chica de la isla me dijo adiós
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| Por otro país en otro tiempo
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| Por otra vida bajo otro cielo
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| Pero no te cortes el corazón, mantenlo abierto y seguro
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| Mantenlo libre de dolor y mantén una puerta abierta
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| Y que el espíritu de amor que unió nuestra alma
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| Sé una paloma mansa y guíate a tu meta
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| E iré a ese arroyo y cantaré mi propia oración
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| Que mi niña de la isla estará a salvo en todas partes
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| Canta mientras puedas y en poco tiempo
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| La marea que viene trae al elegido
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| Y hay una esperanza y hay una paz
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| En esa tierra antigua donde duerme mi ángel
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| Y cuando tu río corre alto
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| Deja que fluya, deja que fluya
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| Es tu momento de la vida para dejar crecer tu jardín.
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| Y cuando tu carga se pone dura
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| Dejalo ir dejalo ir
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| Deja que tu fuerza regrese en cada brisa que sople
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| A través de esa tierra antigua, a través de la eternidad
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| Oh, mi niña isleña, acuérdate de mí
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| Porque tu vida tiene su curso y nunca puedes decir
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| A quién conocerás y te casarás en tu camino
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| Pero asegúrese desde el principio de que las ciudades detrás
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| Ama las tierras corazón vivo y aliento tiempo eterno
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| Y cuando tu río se seque y tu halo se desgarre
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| Bebe la corriente viva en la calma del amanecer
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| Y que viaje en paz
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| Y que tus hijos sean benditos
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| Y tu mente liberada y tu alma acariciada
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| En esa tierra lejana donde vuela mi espíritu
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| A mi niña de la isla bajo esos cielos antiguos
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| Y con un movimiento de su mano y su ojo chispeante
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| Mi niña isleña me dice adiós
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| Por otro sueño en otro tiempo
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| Por otra vida bajo otro cielo |