| Copa de espuma de poliestireno de barro en mi mano buena | 
| Voz incorpórea de Dios en el bote de basura | 
| Ojos en las cenizas, sintiendo el futuro | 
| Durmiendo durante la vigilancia, investigando el rumor | 
| Una milla, un motor, un colchón, un recuerdo | 
| Al principio, estabas avergonzado | 
| Pero, ¿cómo podrías no serlo? | 
| Enredada y adolescente, mamá en el cine | 
| Tu voz se quedó sin palabras | 
| Fue incómodo y santo | 
| El evangelio en tu vientre, el dolor un poco más bajo | 
| «De vuelta a la brecha», hablaste como su dueño | 
| Un sermón sindicado que cantaste desde las vigas | 
| Anclas en tus bolsillos, aguantando la risa | 
| Desgarrando tu mente, tu lujuria y tu ego | 
| Un recordatorio de tirachinas para acelerar tu libido | 
| La parroquia se va a la gelatina, dichosa y desperdiciada | 
| Tu ojo de Vishnu se abre y los imagina desnudos. | 
| Al complicar tu peor mensaje confuso | 
| Construiste y luego quemaste un puente | 
| Y esparciste todas tus migajas en el acantilado | 
| «Si ella me quiere, nadará por ello». | 
| Hermano, ¿puedes ahorrar tus limosnas o tus flechas? | 
| Los truenos están aumentando, creo que debería irme a casa | 
| Al sótano de vuelta en la calle Jumel | 
| 1996 y estás esperando allí para decirme | 
| «Yo no morí, lo soñaste, lo soñaste | 
| Estoy tan vivo como tus mejores buenas intenciones | 
| Lamento haberte engañado, tenías que concentrarte | 
| Arréglate y tira la basura.» | 
| Pero por todo ese esfuerzo | 
| Esa lucha a fuego lento | 
| Olvidaste donde vivías | 
| Ella barrió las pistas del acantilado, ahora estás perdido | 
| Ella barrió las pistas del acantilado, ahora estás perdido | 
| Ella barrió las pistas del acantilado, ahora estás perdido | 
| Recuerdalo | 
| Ella barrió las pistas del acantilado, ahora estás perdido | 
| Recuerdalo |