| Está lloviendo en Amberes
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| Tormenta sobre los techos
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| Los árboles están desnudos
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| Las nubes están bajas
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| Las pizarras están vacías
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| De Meir está desierto
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| Está lloviendo en Amberes
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| Para siempre después de hoy
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| La ciudad fue una vez mi paraíso
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| Sin árbol y sin serpiente
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| Deambulamos juntos, Eve y yo
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| Del rocío a la oscuridad y toda la noche
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| La maleza de calle y plaza
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| La cuesta verde del lei
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| El frío silencio del Escalda
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| Ninguna belleza nos pasó por alto
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| La levedad de la existencia
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| Ya era ligero de llevar
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| El final no sería antes
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| Entonces al final de los días
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| Está lloviendo en Amberes
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| Tormenta sobre los techos
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| Los árboles están desnudos
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| Las nubes están bajas
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| Las pizarras están vacías
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| De Meir está desierto
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| Está lloviendo en Amberes
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| Para siempre después de hoy
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| Hoy se nos vino el diablo
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| Se deslizó susurrando a través del callejón oscuro
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| Y donde el parque estaba lleno de flores
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| ¿Estaban vacíos los lechos áridos?
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| La Catedral estaba llena
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| De materia gris, muda y sorda
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| Nuestra Señora se quedó en silencio
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| Entumecido por tanta incredulidad
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| Y en ese paraíso perdido
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| Sufrió la ligereza
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| Mi Eva desapareció en la presión y
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| me dejó avergonzado
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| En la orilla del Escalda
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| Está lloviendo en Amberes
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| Tormenta sobre los techos
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| Los árboles están desnudos
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| Las nubes están bajas
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| Las pizarras están vacías
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| De Meir está desierto
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| Oh, está lloviendo en Amberes
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| Para siempre después de hoy |