| Las líneas en la cara de mi padre
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| corrió profundo como lechos de arroyos en nuestro lugar
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| Y el río corrió a través de su alma
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| Pero sé que a veces pasa factura
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| Cuando los cultivos se inundaban vivíamos de pescado
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| Pero mi padre nunca deseó
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| Para dejar la tierra de la que fluyó su vida
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| El río y mi papá eran uno
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| Y yo soy uno de los propios del río
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| La corriente dentro de mí es fuerte
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| Y depende de mí continuar
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| Porque soy uno de los del río
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| De niño veía fluir el río
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| Sí, admiré la forma en que se balanceaba y rodaba
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| Papá estaba orgulloso de que yo fuera una rata de río
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| Pero ahí es donde nuestro terreno común terminó en
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| Porque vi esas luces de la ciudad río abajo
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| Y me atrajeron cuando tenía diecisiete años
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| Fui a todas partes por donde corre el río
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| Sí, yo y ese río éramos uno
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| Y yo soy uno de los propios del río
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| La corriente dentro de mí es fuerte
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| Y depende de mí continuar
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| Porque soy uno de los del río
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| Hace dos años falleció papá
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| Y nunca olvidaré ese día triste
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| Entonces un abogado me leyó su testamento
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| Dijo «hijo, es hora de que te quedes quieto»
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| Luego, hace una semana, un hombre del gobierno
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| Trató de pagarme para inundar nuestra tierra
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| E hice justo lo que mi padre habría hecho
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| Porque yo y ese río somos uno
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| Y yo soy uno de los propios del río
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| La corriente dentro de mí es fuerte
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| Y depende de mí continuar
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| Porque soy uno de los del río |