| ¡Soy el rey Cannon, he aquí!
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| perezco en un trono de oro
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| Con un bosque lejano y una torre alta
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| Renombrado y rico en rajah soy
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| Mi padre fue y el suyo antes
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| Con la riqueza le debemos a la guerra contra la guerra;
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| Pero que ningún potentado se enorgullezca
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| No hay bolsillos en una mortaja
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| Por naturaleza soy apacible y amable
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| inclinado a la mansedumbre y a la verdad;
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| Y aunque los faisanes invadieron
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| Mis bosques, no tocaré un arma
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| Sin embargo, mientras cada monstruo que forjo
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| truenos destrucción de su garganta
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| El susurro de la muerte es, lo juro, más fuerte
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| No hay bolsillos en una mortaja
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| Mi tiempo es corto, mis barcos en el mar
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| ya me parecen fantasmas
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| Mis millones se burlan de mí, soy pobre
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| Como cualquier mendigo en mi puerta
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| Mi vasto dominio renuncio
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| Seis pies de tierra para reclamar como mío
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| cavilando con los hombros oferta amargamente inclinado
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| No hay bolsillos en una mortaja
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| Querido Dios, déjame purificar mi corazón
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| ¡Y sé parte de la esperanza del cielo!
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| Arrojando el sucio aumento de mi fortuna
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| Para luchar por la piedad, el amor y la paz
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| Oh, que pudiera con la tarifa curativa
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| Y se comprometió a la pobreza y la oración
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| Llora alto por encima de la multitud encogida
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| «¡Necios! |
| No seas acobardado por Mammon
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| No hay bolsillos en un sudario.» |