| Todo en volutas, en elipses de seda,
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| Mis estados de ánimo se evaporan,
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| El sueño me ha venido derribando de su techo
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| Donde las horas, los cuartos de hora, toman el sol.
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| dejando mi carne a los pórticos del éter,
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| En la vaga frontera,
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| Mis quimeras se subliman, se rinden
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| Al mar
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| En espuma, en las dunas, y desvanecerse.
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| Deslizándose sobre la ola,
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| Bajo los ojos de la rubia,
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| Me alejo de los acantilados,
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| De lianas a trapecios,
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| El rocío marca el camino,
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| Los fuegos de bengala bailan,
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| Y extiendo mis alas
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| Inmaculada al cielo, a las estrellas.
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| De repente una sombra, en el horizonte de los sueños
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| parece tragarse el mar,
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| Un relámpago rompe el cielo y las lágrimas
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| La atmósfera;
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| Abundan, circulan y se abrazan.
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| Hipnotizado por el encaje blanco,
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| Me acerco con alas,
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| Los remolinos bajo mis velas están empeorando
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| Y déjate llevar,
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| Y el viento, más violento, me amenaza.
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| Deslizándose sobre la ola,
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| Bajo los ojos de la rubia,
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| Me acerco al malestar,
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| De lianas a trapecios,
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| El spray siembra la pelota,
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| mueren fuegos de bengala,
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| Y extiendo mis alas
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| Inmaculada hasta el cielo, hasta las nubes.
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| En mi balcón, volando sobre las ballenas,
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| Huyendo de las aguas de ébano,
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| Las sirenas gritan en alarmas inútiles,
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| No más canción, no más amante, mueren.
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| En primera fila, un gigante de chatarra,
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| Flotando en su camilla,
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| Lentamente se alivia en manchas
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| De la pesadilla;
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| Y el mar, maldiciendo, cede.
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| Deslizándose sobre la ola,
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| Bajo los ojos de mis rubias,
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| Me alejo del malestar,
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| De lianas a trapecios,
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| El spray llora la pelota,
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| Del yeso de la sarna,
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| Y extiendo mis alas
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| Milagroso para el cielo, para las estrellas. |